Los animales más utilizados en estas prácticas son peces, ratas, conejos, conejillos de indias, animales de granja, pájaros, gatos, perros, cerdos y primates no humanos. “A pesar de que la comunidad científica ha identificado que los análisis en animales no son siempre eficaces, y las evidentes diferencias genética que tenemos con conejos, ratones y otras especies, la experimentación sigue siendo una práctica común y sumamente cruel”, indicó Daniela Medina, co-fundadora y directora de Gestión y Finanzas en ONG Te Protejo.