Todo empezó porque tenía acidez estomacal, reflujo esofágico, digestiones pesadas; una sensación permanente de hinchazón en el abdomen… Aunque eso no le impedía vivir. Luego aparecieron síntomas más “intangibles” como la irritabilidad, la depresión ocasional, la fatiga, el mal humor, el insomnio, los dolores musculares, la pérdida de memoria… Síntomas todos, que si no fuera porque con frecuencia se agravan, tampoco impiden a nadie hacer vida “normal”.