Comunismo es más policía, no menos.
Cuando ayer escribí ese brevísimo comentario me pareció una verdad de perogrullo. Respondía a otro usuario que contraponía el manido eslogan de los ayusers “comunismo o libertad” con su pérdida de confianza en los cuerpos policiales, dando a entender que esto lo desmentía de alguna manera. No creí que un observación tan obvia fuese a levantar ampollas. Pero desde luego jamás se me pasó por la cabeza que pudiese acabar con la administración de la web castigándolo con un strike por “bulo”.
Estoy seguro de que el buen administrador que me penalizó por expresar esta opinión lo ha hecho desde su sincera creencia en que es un hecho demostrado que el comunismo no lleva a estados más policiales, y no pretendiendo censurar una idea que pudiese incomodar sus posiciones políticas. Por esto, le dejo aquí una explicación algo más extendida para ayudarle a salir de su inocente error.
Los Estados comunistas siempre se han desarrollado bajo el gobierno de un partido único que impone un estricto control de la población a través de sus fuerzas de seguridad. Desde la Unión Soviética hasta Cuba, pasando por Korea del Norte, Vietnam, Laos o China, el patrón siempre se repite matemáticamente. No hay ni un solo ejemplo de país comunista que haya reducido la presión policial sobre la población. Todo lo contrario. A las fuerzas del orden comunes en cualquier Estado, los países comunistas suelen añadir distintas capas de policías secretas dedicadas al control y represión de la población civil como la Stasi en la RDA, la Cheka en la URSS, la Oficina 610 en China o el StB checoslovaco.
No sólo eso, sino que además llevan este control policial a extremos mucho mayores mediante redes de vigilancia que exceden las propias fuerzas estatales, involucrando (de maneras más y menos voluntarias) a la población civil. La KGB en la URSS llegó a contar con un ejército estimado en 11 millones de informantes civiles. La Stasi en la RDA dispuso de 173.081 identificados oficialmente, muchos de ellos niños. A día de hoy Cuba cuenta con casi 150.000 puestos de control, los llamados CDR, a los que se adscriben ciudadanos que mantienen puntualmente informados a los cuerpos policiales de las actividades de sus vecinos.
Mención aparte merecerían los métodos de coerción que se han aplicado sistemáticamente (y siguen dándose actualmente) en los países comunistas a través de campos de concentración. Podríamos dedicar páginas a desgranar las atrocidades represivas documentadas en estos Estados, solamente equiparables a los horrores del fascismo. En favor de la brevedad no abriré ese melón. Seguro no es necesario. El buen administrador ya habrá comprendido que su penalización del comentario por “bulo” es el auténtico bulo.