En Cuba las cosas están cambiando rápido, y a peor. Y ahora llegan las protestas sociales y el llamamiento del presidente al combate a los partidarios de la revolución. No es al ejército o la policía para que actuen, sino que llama al enfrentamiento del pueblo contra el pueblo. Un pueblo que se queja de pasar hambre.
No es sólo el Covid, aunque el gobierno cubano da unas cifras que claramente no se corresponden con la situación que allí se vive. En la provincia de Matanzas reclamaban que el gobierno se tragara su orgullo y pidiera asistencia internacional, pero una campaña solidaria para recabar medicamentos ha sido tachada por el gobierno como un truco imperialista para desviar la atención del bloqueo.
En los últimos meses se han incrementado los apagones, los problemas en la conexión a internet, se ha cancelado el CUC (Peso cubano convertible) , y las tiendas MLC (en las que se puede comprar en dólares) están desabastecidas. Hace unos días se restringieron los movimientos en efectivo de dólares.
Es un caso curioso el de las tiendas MLC, porque inicialmente pensé que sólo los que tenían dinero podían permitirse ciertos lujos, pero no, las tiendas MLC son más baratas, aunque sólo se puede comprar en dólares, por lo que no pueden acceder la mayoría de los cubanos que han de comprar lo que encuentren a precios mucho más caros, en ocasiones hasta 20 veces más. Eso si, los cubanos pueden pedir a sus bancos tarjetas de divisas para que les transfieran desde el extranjero.
Intenté hacer una compra online para una familia. La tienda realmente pobre en cuanto a lo que ofrece, y a precios más caros que en España. En carne nada de chuletas o salchichas … carne molida. Al comprar 5 sopas me dijo que un máximo de 4. Bueno, reduje a 4. y entonces me dijo que como mínimo tenían que ser 35 dólares. Subí mi pedido hasta completar los 35 dólares, y entonces me apareció el mensaje de que habían alcanzado el máximo diario de pedidos que podían tramitar. Por cierto, si lo hubiera completado (que no pude) el tiempo de entrega era de 5 a 7 días.
Cuba importa el 70% de los alimentos, y parece que la única estrategia es que los cubanos del exilio envíen dólares para que se gasten en estas tiendas, o que los extranjeros hagan recargas de móviles o compren combos de alimentos. El sistema no se mantiene por si mismo, necesita una inyección constante desde el exterior o colapsa.
En un país comunista el pueblo pasa hambre, hay escasez de suministros y lo que se consigue es a precios más altos que en los paises capitalistas, con un sueldo que puede ser 10 veces o más inferior que en España. Quizás deberían preguntarse si esa revolución del pueblo debe llegar a su fin.
Y es que nos encontramos lo que pasa en todas las dictaduras. Aunque no funcione, no puedes cambiar porque no se permite otra opción. Los que están en el poder prefieren que el pueblo pase hambre a perder su status y los ideales de aquella revolución quedan olvidados en algún rincón. No se puede mantener el ideal de una utopía cuando la realidad se te estampa en la cara.
Hay un bloqueo que afecta, claro, pero que no es el culpable de todos los males. Debería acabar aunque fuera por razones humanitarias, aunque si tu vecino intentará instalar unos misiles para destruirte no lo olvidarías fácilmente.
Pero es también problema de un modelo, de falta desarrollo agrícola e industrial, que crea unas dependencias insostenibles, y es lo que llevó al llamado Periodo Especial cuando cayó la URSS. En Cuba todavía usan electrodomésticos y maquinaria rusa de los años 80 y 90, y autos de los años 50. Porque ahí no producen nada.
Veía un programa de Españoles en el Mundo de Cuba, y salía un plantador de tabaco que tenía que entregar el 95% de su producción a un precio ridículo marcado por el gobierno para hacer los famosos Cohiba. ¿Qué interés puede tener alguien en trabajar para entregar el 95% de su esfuerzo? Eso explica seguramente el escaso interés por labrar tierras, aunque las regalen.
El caso es que dicen los cubanos que nunca habían estado tan cerca del cambio. No sé si lo dirían también hace un año, o hace tres, pero parece que la cosa se acelera, y me gustaría – ilusamente – que los que tienen ahora el poder fueran conscientes del fracaso de su modelo y contribuyeran al cambio en lugar de entorpecerlo.
Igual no tienen un muro de Berlín, pero algo hay que derribar para que lleguen vientos frescos, y aunque esta vez acabe en nada (y ojalá no sea así), es el inicio de un cambio,
La crisis de Cuba no es sólo política, sino humanitaria, y es independiente pero simultánea a la pandemia.
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