Aetérnitas

Prólogo

Sincéramente no tengo ni idea de escribir, pero llevo mucho tiempo queriendo escribir esta historia. Es una historia de ciencia ficción, política y religión. Sí, soy un gran fan de Galáctica :> He intentado hacerlo lo más corta posible para no aburriros, pero me ha quedado un poco tocho :) Espero que os guste o, al menos, no os aburra antes del capítulo quinto :)

Capítulo primero.

Agosto del año 2019. Son las 3 de la mañana en un pueblo de unos pocos habitantes en las llanuras de la península ibérica. Unos jóvenes disfrutan de sus vacaciones contándose historias y riendo en un banco en la plaza del pueblo. De pronto, una luz ilumina el cielo con una intensidad mayor que un día despejado de verano. Ante la situación, la gente que ya dormía en sus casas se despierta y sale a observar el extraño fenómeno. Nadie sabe qué está sucediendo. Todos observan con incredulidad cómo la noche se ha vuelto día antes de tiempo, y cómo hay un nuevo sol en el firmamento que no debiera estar ahí.

Horas después, el nuevo sol se pone en el horizonte al tiempo que el ya conocido sol sale por el otro extremo. Los informativos empiezan a hacerse eco y ya tenemos las primeras hipótesis de lo que está sucediendo: inesperadamente, la estrella conocida como IK Pegasi, una estrella a 150 años luz de la Tierra, ha agotado su combustible y ha explotado en forma de supernova. El destello en el cielo podrá prolongarse a lo largo de varios meses, tras lo cual se irá atenuando poco a poco hasta desaparecer completamente antes del año 2020. No se conocen con seguridad los efectos que podrá tener esta explosión sobre la Tierra, aunque es bastante probable que sean mínimos. Se habla de la posibilidad de recibir radiaciones gamma después de varias décadas, pero apenas afectarán al planeta ya que la atmósfera nos protegerá de ellas.

La gente decide disfrutar de los meses de día perpétuo. Las redes sociales se llenan de selfies con ambas estrellas de fondo. Los astrónomos aprovechan la ocasión para estudiar más a fondo qué sucede en una supernova.

Capítulo segundo.

Es Diciembre del año 2020. El destello de la supernova se desvaneció hace más de un año y ya forma parte del recuerdo y de la historia, aunque aún aparece de vez en cuando en las conversaciones. En el cielo, donde antes estaba el destello ahora hay una nube de colores con cierto brillo remanente.

Apenas queda una semana para celebrar la navidad y en la avenida más comercial de una ciudad la gente se apresura a hacer las compras. De pronto, la gente comienza a mirar al cielo y a señalar: está pasando otra vez. Un gran destello viene por detrás de las nubes. Los viandantes comienzan a preguntarse:

- “¿Otra supernova? No puede ser…” - dice un hombre a su familia.

- “Esto no parece igual que la supernova del año pasado. Parece como si el destello se moviera” - responde su mujer.

Poco a poco, el destello detrás de las nubes comienza a alborotar la propia nube, que adquiere tonos más rojizos hasta parecer como si la propia nube estuviera en llamas. Al tiempo que la nube se va disipando, deja entrever lo que realmente está provocando el fenómeno. Un objeto gigantesco, con aspecto de no ser de este planeta, flota por encima de la ciudad.

- “¿Alienígenas? ¿No está eso ya muy visto?” - exclama un hombre que acaba de salir de una cafetería cercana a presenciar el espectáculo.

Y, justo en ese mismo momento, la ciudad se sume en un profundo destello y en cuestión de pocos segundos deja de existir.

Capítulo tercero.

Enero del año 2021. Un soldado escribe en un diario de una oscura habitación aprovechando la poca luz que entra a través de una apertura en la pared:

“Han pasado apenas dos semanas desde que recibimos el primer ataque. Unos pocos pudieron refugiarse en bunkers de guerra y sobrevivir, pero aquellos que se aventuran a salir fuera son casi siempre rápidamente detectados y eliminados. Muchos hemos perdido ya la esperanza de que nada pueda cambiar: si no nos exterminan al abandonar este lugar, nos exterminará la inanición. Nos atacan desde su nave en el cielo, pero aún no se han comunicado. Ni siquiera han tocado tierra. Es como si su único objetivo fuese exterminarnos por diversión para luego marcharse. Sin embargo, ayer sucedió algo muy extraño. Uno de los planeadores alienígenas aterrizó cerca nuestro, pero nada ha salido ni entrado en él. ¿Será una trampa? Algunos de los que están aquí refugiados tienen miedo de lo que pueda pasar mientras otros empiezan a considerar abordar la nave y preparar un contraataque. Realmente, no tenemos nada que perder. Soy piloto de las fuerzas aéreas, quizá podría pilotar también esta nave.”

Al día siguiente, el soldado vuelve a escribir en su diario:

“Mañana será un gran día, un día que marcará la diferencia. Me he propuesto como voluntario para salir a explorar la nave que parecen habernos regalado los invasores. Las posibilidades de que muera son casi certeras, y no sé si estoy preparado para morir. Aún así, he podido ver en el rostro de toda esta gente un halo de esperanza, una nueva oportunidad, y no puedo abandonarles ahora. Es mi deber como soldado.”

Un nuevo día amanece, es hora de que el soldado cumpla con su deber. Muchos de los ahí presentes no han podido dormir hoy pensando en esto, y están expectantes de lo que pueda hacer el soldado. Este se asoma tímidamente por la puerta y observa el terreno alrededor: sólo queda destrucción y desolación. Es posible que sean los únicos supervivientes de la ciudad.

Rápidamente, se dirige hacia unas ruinas cerca de la nave abandonada y se agazapa tras un escombro. Parece que no hay nadie alrededor. Se acerca a la compuerta de la nave y esta se abre de forma automática, revelando un asiento para un piloto. El soldado se sube en el asiento y la nave rápidamente cierra la compuerta, sujeta al piloto a su asiento y comienza a flotar en el aire.

“Los controles parecen similares a los de los aviones que he pilotado hasta ahora “ - piensa el piloto. Y tal como lo está pensando, agarra la palanca de control de la nave y despega a una velocidad incalculable hacia el espacio exterior. Rápidamente se vuelve consciente de lo que está haciendo, de que está pilotando la nave invasora y de que esta será su única oportunidad de hacer algo. ¿Hacer el qué? No lo sabe, pero no tendrá más oportunidades. Sin pensarlo dos veces cambia su rumbo y se dirige hacia la nave nodriza invasora. Esta tiene una apertura que parece la entrada a los hangares. Al acercarse, observa cómo este hangar está lleno de cientos, e incluso miles de planeadores como el que está pilotando y el lugar está lleno de seres humanoides. “Ahora o nunca” - piensa. Y aprieta el botón sobre la palanca de mando. El planeador del piloto se convierte en un gran destello que en apenas una fracción de segundo arrasa todo el hangar y pocos segundos después hace desmembrarse toda la nave nodriza invasora.

Capítulo cuarto.

Es el año 3120. Han pasado más de mil años, pero el recuerdo de la gran guerra universal aún sigue vivo en la humanidad. Tras la guerra, todas las naciones del mundo se volvieron conscientes de que debían dejar sus diferencias de lado y luchar contra un enemigo común. No podían permitir que algo así volviera a pasar nunca.

El capitalismo imperante murió pues el nuevo sistema económico se centraba exclusivamente en el progreso tecnológico. Debían construir sus propias naves, armas y escudos para poder defenderse de cualquier nuevo ataque. Tenían que mejorar sus sistemas de radar para detectar amenazas como esta acercándose.

Habían pasado apenas mil años, pero parecía que hubieran pasado cien mil. Los escombros de la nave nodriza formaron un anillo alrededor del planeta al que se mandaron múltiples expediciones. En cada una de estas expediciones volvían con muestras de su tecnología, lo cual ayudó a dar un gran salto tecnológico en muy poco tiempo. Nuestra civilización era ahora capaz de aprovechar toda la energía de una estrella. Júpiter y Neptuno dejaron de existir hace cientos de años: los humanos fuimos capaces de modificar sus órbitas y provocar su colisión para generar una nueva estrella enana de la cual extraer toda su energía. Los continentes del planeta ya no eran iguales: podíamos terraformar el planeta según nuestras necesidades de extracción de materia. Algunos continentes se habían convertido en océanos y algunos océanos se habían transformado en continentes. La ingeniería genética había permitido mejorar la esperanza de vida y la inteligencia del ser humano. Y, a pesar de haber abundancia de recursos, el problema de la superpoblación era un problema del pasado. La población terrestre estaba estimada en no más de ocho mil millones de habitantes.

Las religiones que en su día habían sido mayoritarias perdieron mucho peso tras la gran guerra, pero un nuevo movimiento surgió desde entonces: los Cog. Los Cog era un grupo que sostenía que los invasores no eran realmente tal, sino el ejército de un líder, Shab, cuyo objetivo era eliminar del planeta a aquellos que no seguían el racionamiento más puro. A los supervivientes les había dejado pistas de una tecnología mayor, la cual pudieron recolectar de los escombros. Según ellos, Shab, el dios del razonamiento, haría una segunda llegada al planeta Tierra para llevarnos a todos a su planeta natal donde el progreso era tal que se confundía con la magia.

Tras años y años de explotación de los recursos de la Tierra a ritmos cada vez más acelerados por un progreso cada vez más veloz, el planeta estaba realmente llegando a su límite. Por si fuera poco, la explosión de la supernova del año 2019 lanzó un haz de rayos gama directamente hacia la Tierra que al llegar en el año 2074 dañaron la atmósfera mucho más de lo que se esperaba. Y esto no era algo de lo que no se hubieran dado ya cuenta. La humanidad llevaba cien años investigando y construyendo la primera nave interplanetaria. No era realmente una nave, sino una gran ciudad que podía alojar a miles de millones de humanos, los cuales podrían seguir con su vida generación tras generación mientras llegaban a su nuevo hogar.

Los científicos habían estado experimentando con motores de teleportación cuántica: si te teleportas de un punto a otro en un tiempo muy cercano a cero, las leyes de la física interpretan ese movimiento como una gran velocidad a pesar de no haber realmente experimentado ningún tipo de aceleración. Y los experimentos más recientes eran muy prometedores: habían llegado a acelerar a velocidades de incluso un 98% de la velocidad de la luz.

El planeta estaba muriendo por la sobreexplotación, pero todos los avances eran realmente prometedores y pronto todos podrían embarcarse en el viaje a su nuevo hogar.

Capítulo quinto.

Año 3201. Hoy el presidente del planeta por fin dará su discurso. Me conecto al sistema de retransmisión neural para escucharlo:

“Estimados conciudadanos, hoy es un gran día. Hoy es el día en el que la humanidad ha completado un nuevo hito en la historia, en el que ya no sólo seremos parte del planeta Tierra, sino que nos extenderemos por toda la galaxia. Muchos de vosotros ya estáis a bordo de la nave Aetérnitas, y muchos más aún tienen que embarcar desde la superficie del planeta. Con nosotros, irá también todo el conocimiento que el ser humano ha adquirido a través de su existencia. Todos los libros de historia, todos los descubrimientos científicos, todo el arte humano están siendo transferidos ahora mismo al núcleo de conocimiento de la nave.

En pocos días, los motores de salto cuántico se encenderán y dejaremos atrás el que ha sido nuestro hogar por miles de años, pero nos dirigiremos hacia un nuevo hogar mucho mejor. Un nuevo planeta de un tamaño y condiciones idénticos a la Tierra con una atmósfera respirable y grandes océanos de agua salada. Será un largo viaje. El planeta está a 7000 años luz de la Tierra, aunque por la dilatación temporal para nosotros será como 1000 años. Ninguno de nosotros llegará a ver el nuevo planeta, pero esto no lo hacemos por nosotros como individuos sino para preservar toda nuestra sociedad.”

En ese momento irrumpe un grupo de personas en el salón desde el que se está realizando la retransmisión:

- “¡No les corresponde a ustedes hacer esto! ¡Shab vendrá y nos rescatará antes de que el planeta Tierra se extinga! ¡Estáis condenando a la humanidad a la desaparición!” - grita un miembro del grupo que acaba de entrar.

- “Son ustedes quienes quieren llevar a la humanidad a la extinción con sus infantiles parábolas. Necesitamos colonizar nuevos planetas, no podemos esperar a que un ser que nadie ha visto nunca nos salve.” - replica el presidente.

El debate continúa por varios minutos, hasta que un miembro del gabinete del presidente se le acerca y le susurra al oído.

- “Insensatos… ¿habéis lanzado un proyectil de antimateria contra esta nave? ¿Es que no sabéis que hay miles de millones de seres humanos en ella? ¡El planeta no soportará la onda expansiva! ¡Estáis todos locos!” - espeta el presidente.

- “Estúpido, la onda expansiva será absorbida exclusivamente por la nave, el planeta ni se enterará”.

Inmediatamente un grupo de agentes de seguridad arresta a los terroristas de Cog y los escolta a la prisión de la nave.

- “Señor, no tenemos tiempo de contrarrestar el ataque, Aetérnitas aún no está lista. La transferencia de datos desde la superficie tampoco ha terminado aún, pero tenemos que abandonar ya. O salimos ya, o todos a bordo morirán.” - le dice el miembro del gabinete.

- “Si hacemos eso, dejaremos atrás a los que aún están en la Tierra” - responde.

- “Los que quedan en Tierra son mayormente miembros de Cog que se niegan a abordar la nave, nunca aceptarán subir y no nos queda tiempo para convencerlos o forzarles”.

- “¿Y qué sucede con la transferencia de datos? ¿Tenemos todo el combustible que necesitamos?”

- “Hemos transferido la mayor parte de datos. Perderemos una parte importante, pero eso no es lo que importa ahora. Tenemos el combustible necesario para alcanzar nuestro nuevo hogar y quizá esquivar alguna contingencia. Podemos conseguirlo”

- “Está bien. Arranque los motores”.

Los objetos dentro de Aetérnitas comienzan a emborronarse, como si la resolución de la realidad hubiese menguado. Segundos después, el planeta Tierra es sólo un recuerdo a través de las ventanas de la nave. El proyectil llega a donde se encontraba esta, pero no hay nada contra lo que impactar. Genera una gran explosión que es absorbida por la poca atmósfera terrestre que quedaba, vaporizándose inmediatamente hacia el espacio exterior.

Capítulo sexto.

Mi nombre es Dane. Me hubiera gustado conocer la Tierra. Mi abuelo siempre me cuenta cómo la abandonamos hace mucho tiempo. Dice que hace ya más de 200 años, pero realmente hace tiempo que se dejó de contabilizar el tiempo en años. Nos movemos a un 99% de la velocidad de la luz, lo que significa que un segundo en esta nave son más de siete segundos en la Tierra. Ahora el tiempo se mide en cómo de cerca estamos de nuestro objetivo, siendo un ciclo un 1% más cerca de nuestro nuevo hogar.

Mi abuelo sí que vio la Tierra con sus propios ojos y siempre me cuenta unas historias asombrosas sobre grandes masas de agua, nubes y cielos azules. Hubiera deseado poder ver hologramas de ella pero esa información se perdió cuando se interrumpió la transferencia de datos.

Me pregunto cómo estarán los humanos en la Tierra, si la atmósfera seguirá protegiéndoles de los rayos solares o la influencia de la supernova del 2019 terminó por destruírla. ¿Tendrían razón los Cog y les habrá rescatado Shab?

En tan solo dos meses cumpliré 25 años y alcanzaré la edad adulta, por lo que podré por fin optar por ser un productor o un investigador. Lo cierto es que siempre me aburría en las clases, así que creo que haré un mejor trabajo en las salas del motor de teleporte cuántico.

La vida en Aeternitas no es del todo pacífica. Ayer mismo hicieron una nueva redada a un grupo de Cogs, y entre ellos estaba mi mejor amigo. Jamás hubiera sospechado que pertenecía a ese culto. No me puedo creer que vaya a perderle, pues todos sabemos cuál es la sentencia si finalmente es declarado culpable de pertenecer a los Cogs: la desmaterialización. Por suerte, estos juicios se los toman muy en serio para evitar hacer pagar al inocente y suelen durar años e incluso décadas.

Capítulo séptimo.

Ha pasado un ciclo desde que detuvieron a mi mejor amigo por pertenecer a los Cog. Mi abuelo murió poco después de esto, siendo la última persona viva de Aetérnitas que había pisado la Tierra.

Parece poco propio de mí, pero hoy tengo ganas de entrar a trabajar en la sala del motor. Hace unos pocos días empezó a trabajar una chica nueva a cargo del escáner y es fantástica en todos los sentidos. Me dirijo, con una gran sonrisa en la cara, hacia el teletransportador interno, mientras observo el paisaje inmutable de estrellas distorsionadas por las ventanas. Pero hoy no es un día corriente, no. De pronto estas estrellas distorsionadas comienzan a mutar. Ya no parecen cometas, sino que forman figuras regulares. Un grupo de estrellas comienza a avanzar y de pronto da un salto hacia atrás y comienza a desmembrarse. La nave entera está vibrando, nadie entiende qué pasa. Veo pasar a una persona aterrada por el pánico. Vuelvo a verla pasar de nuevo, dejavu. Nadie entiende qué está pasando pero sin duda el sentimiento generalizado es el pánico. De repente, todo se queda en calma, parado. La nave ya no se está moviendo, y puedo ver por las ventanas por primera vez en mi vida cómo es realmente un cielo estrellado.

Se forma inmediatamente un gabinete de crisis para analizar qué ha sucedido. A los pocos días ya tienen una conclusión: nos hemos adentrado en un agujero de gusano que no fuimos capaces de detectar y hemos sido enviados a otro punto desconocido del universo. A pesar de que los astrónomos tienen mapas muy detallados de todo el universo visible, somos incapaces de averiguar en qué punto hemos salido ya que ninguno de los mapas coincide con la configuración estelar que nos rodea. ¿Habremos viajado más allá del universo visible?

Tras asimilar nuestra nueva condición, sólo nos queda una opción: tenemos que encontrar un nuevo destino en este nuevo universo al que dirigirnos y poder colonizar. Nuestras reservas de energía y combustible eran las justas para nuestro anterior objetivo, no contábamos con esto. Inmediatamente encienden los escáneres de la nave y comienzan a buscar un nuevo hogar. Observo las pantallas de control, pero no entiendo nada de lo que estoy viendo en la pantalla: “9AM29T, 0808FF, 6EQUJ5, XA0NM, 1010AB, …”.

- “¿Qué son todos estos números?” - pregunto a la ingeniera del escáner.

- “Son patrones de señal que enviamos con el escáner. Los distintos patrones interactúan de forma distinta con los datos que recibimos de los planetas y nos dan información de su composición” - responde ella.

- “Quizá debería haber estudiado más…” - respondo resignado.

Varias semanas después, nos comunican a los habitantes de Aetérnitas: “Hemos escaneado todos los exoplanetas que están al alcance de nuestras reservas de combustible. Hemos encontrado varios planetas, pero sólo uno de ellos tiene las condiciones óptimas para sustentar la vida. Los escáneres muestran una atmósfera respirable, una distancia segura a su estrella y grandes masas de agua. No hemos detectado señales de radio provenientes del planeta así que no sabemos con certeza si está habitado. Esta será nuestra única oportunidad.”

Dos días después, se me ordena arrancar el motor de teletransporte cuántico. Nos dirigimos a nuestro nuevo hogar.

Capítulo octavo.

Hace tiempo que partimos hacia nuestro nuevo hogar. El nerviosismo se nota día a día. Esta es nuestra única oportunidad. Si hubiese cualquier problema, todos los humanos de Aetérnitas estarían abocados a un desenlace fatal.

Hoy celebro nuestro aniversario con mi mujer. Vamos a ir a cenar al restaurante del módulo 4N, nuestro favorito. Me aseo, me pongo mi mejor traje y me dirijo hacia allí. Al llegar, ella ya está sentada en la mesa esperándome. ¿Habré llegado tarde como siempre? Pero miro el reloj de la pared y no es así, he llegado inusualmente pronto. No parece muy contenta, como si estuviese a punto de llorar.

- “¿Qué sucede?” - le pregunto.

- “He recibido una señal de radio” - me responde

- “No lo entiendo, ¿qué relevancia tiene eso? ¿por qué te está afectando tanto?”

- “No es simplemente una señal de radio. Es una señal de radio proveniente de nuestro destino. No he conseguido descodificar ningún mensaje en ella, pero es una señal periódica. No puede ser una señal natural.”

- “¿Podría ser que existiera vida inteligente en ese planeta?”

- “No podría ser, lo es. Y tengo que comunicar esto.”

- “¿Estás segura de ello? No detectamos ninguna señal de radio en el primer escaneo, podría ser una interferencia de nuestros propios sistemas.”

- “Estoy completamente segura de ello, si no no te lo estaría diciendo. Es posible que no detectáramos ninguna señal hasta ahora porque no se había emitido ninguna señal hasta ahora desde el planeta”.

- “Está bien, te creo. Te ayudaré a comunicárselo al presidente de Aetérnitas.”

Cuando mi mujer y yo comunicamos la noticia al presidente, este rechazó la noticia argumentando que obviamente se trataba de un error de novata. Terminaron despidiéndola, pero esto no hizo sino incrementar más aún las voces que hablaban de la señal de radio. Finalmente, el presidente tuvo que reconocer la realidad: nos dirigíamos hacia un planeta que ya estaba habitado. Surgió un movimiento que defendía que no podíamos perder esta oportunidad y que debíamos atacar el planeta por sorpresa nada más llegar a él o la humanidad estaría perdida. El otro movimiento defendía el diálogo y la negociación a pesar del riesgo. Nadie parecía ponerse de acuerdo, y al final hubo grandes debates y enfrentamientos. Finalmente el presidente se pronunció:

“Estimados conciudadanos, mi deber como presidente es asegurarme de la supervivencia de la especie humana. Nadie esperaba que esto sucediera. Estamos en un momento en el que debemos tomar una dura decisión. Estamos aquí, en este momento, por consecuencia del ataque que nosotros mismos sufrimos en la Tierra hace miles de años. Y si nosotros atacamos ahora a esta civilización, no seremos mejores. Pero si no lo hacemos, es muy posible que perezcamos como especie. Y, entonces, habremos dejado que aquellos alienígenas hayan realmente ganado la batalla. Como presidente de Aetérnitas, ordeno a los ejércitos que se dispongan a lanzar un ataque inmediato a nuestra llegada al nuevo planeta”.

Capítulo noveno.

No estoy orgulloso de mí mismo, pero no me han dejado otra opción. Hoy he estrechado mi mano al líder de los Cog. Nosotros hemos estado luchando apenas unos meses, pero ellos llevan haciéndolo toda una vida. A partir de ahora, a pesar de que nuestros objetivos finales son diferentes, nuestro objetivo inmediato es el mismo: derrocar al presidente de Aetérnitas.

No podemos permitir ser los artífices de un genocidio de otra especie, siempre hay una alternativa. Siempre. Pero nunca nos escucharon, y ahora tendremos que hacernos oír aunque sea por la fuerza.

Nuestro plan no puede fallar. Necesitamos hacernos con el control del puente de mando. Tenemos a varios oficiales leales a la rebelión que nos permitirán el paso durante el cambio de turno. En el segundo turno del día el presidente siempre acude a hacer una comprobación del progreso para luego abandonar escoltado junto a los demás oficiales de ese turno. Esta es nuestra única oportunidad, ya que desde que se declaró la rebelión el presidente permanece fuertemente protegido.

Esta es la última noche antes del gran día, y estamos todos celebrándolo en la taberna del módulo 5K. Mi mujer está más bella que nunca. Me siento profundamente afortunado de haberla conocido. Repasamos todos una vez más el plan, la posición y hora exactas en las que cada uno tiene que estar. Nada puede fallar. Nos acostamos y soñamos con una nueva era.

Al día siguiente cada uno de nosotros comienza a tomar sus posiciones. El grupo A ha conseguido bloquear dentro de sus camarotes a los guardias del cambio del segundo turno. ¡Tenemos vía libre! Me dirijo hacia el puente de mando y preparo mentalmente el discurso que he preparado para retransmitir antes de enviar al presidente a prisión. Entro en el puente de mando, pero… algo no va bien. El presidente no está ahí, y todo el mundo me mira. Los líderes de los grupos B y C están ahí presentes como habíamos acordado, pero miran hacia el suelo incapaces de mirarme a los ojos. Ya no queda esperanza…

Capítulo décimo.

Ya han pasado varios años desde el intento de golpe de estado de Dane. Ahora, está confinado en una celda en el mismo módulo que los Cog esperando a su veredicto final. Tuvo la “fortuna” de ser encarcelado junto a su mejor amigo, que seguía pendiente de su veredicto aunque no le quedaba mucho tiempo. A Dane le gusta apoyarse en la ventana y observar el espacio exterior mientras pasan los días. No puede parar de pensar en su mujer, en qué habrá sido de ella y si estará a salvo.

Habla a diario con los Cog allí encarcelados, y muchos hablan de conocer una forma de escapar. También fantasean con unirse a los habitantes del planeta al que la nave atacará pronto.

De pronto, los objetos de la nave se emborronan. Han llegado a su destino y el motor de teletransporte cuántico ha frenado. Desde la ventana de la celda de Dane se puede ver el nuevo planeta. Era tal y como esperaban: grandes océanos y atmósfera respirable. Desde fuera de la nave se ve a Dane asomado a la ventana, con el planeta reflejado en esta. Con la Tierra del año 2020 reflejado en ella.