En el reino de Chu vivía un hombre que vendía lanzas y escudos.
-Mis escudos son tan sólidos –se jactaba-, que nada puede traspasarlos. Mis lanzas son tan agudas que nada hay que no puedan penetrar.
-¿Qué pasa si una de las lanzas choca con uno de sus escudos?-preguntó alguien.
El hombre no replicó.
Han Fei Zi (Libro atribuido a Han Fei, siglo III a. C.)