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El balón Mikasa y la conmoción cerebral

El balón Mikasa y la conmoción cerebral

En aquel momento tenía menos de diez años. No sabía lo que era una conmoción cerebral, una lesión axonal difusa y la importancia de mantener en condiciones óptimas el espacio subaracnoideo. En cambio, sí sabía lo que era un Mikasa. Aquel día me lo imprimieron en la cara. Una piedra disfrazada de balón que se convertía en depredador cuando se activaba a patadas en un campo de fútbol. Cuantas más patadas y más imprecisas, mejor.

| etiquetas: fútbol , conmoción cerebral , traumatismo craneal
Un día de lluvia en el patio del colegio y que te den un balonazo con un Mikasa en la oreja y el ejecutor calzando unas JHayber...
#2 sinceramente.. en ese escenario preferiría llevarme el balonazo en los huevos
#2 mi primer contacto con los Mikasa fue con las pelota de voley, un lujo exótico Made in Japan, allá por los últimos 70 y eran una gozada de ligereza y suavidad, comparados con los balones poco menos que de balonmano anteriores. Luego se impusieron en los campos de cemento, tierra o asfalto de los colegios, o sea todos, porque duraban la leche sin reventar por los patadones (de las kelmes, soy un boomer probe) y comparativamente hacían mucho menos daño y eran mucho más precisos que los…   » ver todo el comentario
A mí me dieron en la cabeza con un Mikasa de basket ayer. ¿O fue hace 30 años? Todo está confuso desde que salí del coma la semana pasada.
También conocido como "Mi primer tatuaje"
A un compañero de colegio un Mikasa le provocó una parálisis facial de un lado de la cara y le duró casi un mes.
Recuerdo que un colega lo tenía encima medio pelado, que su tacto era prácticamente lija.
No sería la primera vez que entre nosotros, el que iba de portero se ponía sus calcetines como guantes
Los recuerdo perfectamente, si te daban en el costado te quedabas como si te hubiera pasado un tren por encima, era casi mejor que te dieran en la cara. Ahora, en campo de tierra, con otra cosa no se habría podido jugar en condiciones. Era un balón diseñado para las infraestructuras del momento. Si lo piensas, tenía su puntillo más allá de la leyenda.
Casi prefería la conmoción cerebral al balonazo en la espalda o el muslo. Picaba eso un horror

menéame