El intelectual vasco y salmantino de adopción fue “rehén”, según sus palabras, desde el Día de la Raza de 1936 hasta su muerte en extrañas circunstancias. Siete misivas –las conocidas hasta ahora– atestiguan que Don Miguel sabía que sería asesinado.
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etiquetas: memoria histórica , cartas , unamuno , auxilio , franquismo
es.m.wikipedia.org/wiki/Miguel_de_Unamuno
Murió repentinamente en su domicilio salmantino de la calle Bordadores, la tarde del 31 de diciembre de 1936, durante la visita que le hizo el falangista Bartolomé Aragón, profesor auxiliar de la Facultad de Derecho. Se ha postulado como causa de la muerte la inhalación de gases de un brasero, aunque también se ha apuntado la hipótesis —"altamente improbable", según opinión razonada[73]— de que fue envenenado por su visitante.[74][75] A pesar de su virtual reclusión, en su funeral fue exaltado como un héroe falangista.[68]
Y ahora dime porqué me votas negativo
Que lo disfrutes
youtu.be/OHcJ3B1WmvI?si=13ppmQiR_vRamuH3
www.meneame.net/m/cultura/nieves-concostrina-principio-fin-unamuno-adi
Chaval, que le faltó un pelo para que le pegaran un tiro allí mismo, sin acabar el discurso... no te digo más.
www.lavanguardia.com/cultura/20210522/7470793/unamuno-asesinato-muerte
Es decir hay todo un puto libro sobre el tema y aquí me ponen de fascista para arriba por preguntar. Luego que si se va al garete el sitio
Para los que tengan curiosidad
Entenderás que la historia la escribe quien sobrevive para contarla y, en este caso, todo el mundo sabía que Astray iba a acabar con la vida de Unamuno, porque si algo no soportaba Astray es que se le subieran a las barbas en público. Hasta Unamuno lo sabía.
Aquí las palabras que le costaron la vida ...
Y 90 años después siguen intentándolo, pero aun quedamos muchos que nos resistimos.
Curiosa la novela, lo que pasa es que estamos hablando de realidad.
Si no le volaron los sesos allí mismo es porque estaba al lado de la mujer de Franco,
quièn le sacó de allí y lo metió en un coche.
A ver quién era el guapo que le desafiaba a Carmen Polo, hasta Millán-Astray se lo pensó dos veces.
El resto del tiempo del Dead Walking Man era decidir qué se hacía con él.
Un torrezno intelectual.