Se echan de menos los tiempos en los que los comentarios de los hilos servían para enriquecer la información del enlace, cuando los foros eran sitios tranquilos donde se creaba contenido interesante y se resolvían problemas. Ahora en cambio son una fuente de problemas y apilan cantidades astronómicas de basura, porque en algún momento llegaron los trolls, los hackers, los box, los sofpapers y todos esos sofistas de gran parrafada e ignotos palabros para infestarlos de insultos, persecuciones políticas y filosofía de baratillo y los convirtieron en una jaula de grillos donde la gente se cree con derecho a decir cosas y ataca cualquier cosa que dice la gente. Abundan los críticos tóxicos que nos enojan, persiguen opiniones y oprimen a los que quieren publicar ideas constructivas, ya no se puede enviar un comentario para, por ejemplo corregir a alguien, sin sentir congoja por la que nos va a caer encima. Sería genial volver a los buenos viejos tiempos, acabar con las gansadas, el cuñadismo faltón y el comisariado de la corrección política y dejar los comentarios de las redes y foros para los sabios y los especialistas, personas formadas que nos aportan conocimientos porque verdaderamente saben de sus cosas.
El artículo 525 #1 puede ser una solución a nuestro problema si lo utilizamos para el bien, porque en realidad ese artículo sirve para disuadir de atacar todas las ideas del universo, ya que se pueden ver ofendidos los sentimientos religiosos de los panteístas. Ocurre que parece que se lo han apropiado los católicos, pero de hecho es una ley universal. De momento ningún panteísta se ha decidido a utilizar esta ley para denunciar a los que se metieron en alguna ocasión con sus ideas más sagradas, que resultan ser todas las ideas. Los panteístas son unos blandengues. Pero no hay que esperar a que ellos reaccionen, podemos usar el artículo 525 doblemente bien: protegiendo los sentimientos de esos timoratos a la vez que defendemos nuestras ideas y apaciguamos Internet. De modo que cuando atacan el comunismo, ya no hace falta argumentar lo parecido que es a una religión, porque el comunismo es DIOS porque es parte del universo. Cuando atacan al carlismo, pues igual, el carlismo también es DIOS porque forma parte, más o menos, de este universo, y así con todo, porque todo es sagrado ¡Gracias a leguleyos católicos y a los panteístas podríamos hacernos con la herramienta de pacificación definitiva que necesita Internet!