Joan Colom, fotógrafo catalán (1921-2017) no nació, exactamente, con una cámara debajo del brazo. Contable de profesión, aprendió fotografía de forma autodidacta y se colgó su primera Leika cuando ya contaba con 36 años. Lo que comenzó siendo una forma de evadirse de los quehaceres profesionales y familiares le acabó convirtiendo en uno de los mejores fotógrafos callejeros del siglo XX, un, como le gustaba denominarse a él mismo: “notario de la época”.