París, mayo de 1935. Irrumpo en la plaza de la Estrella por la avenida de Freidland . Son las cinco de la tarde. Día glorioso, mentolado, fresquillo. Tengo que ir la plaza de la República y tomo un taxi. Mi itinerario va a ser: Campos Elíseos, plaza de la Concordia, rue Royale, la Magdalena, los grandes bulevares. El taxi entra en el torrente circulatorio y queda a mi espalda el Arco de Triunfo. Bajamos, por los Campos Elíseos. La circulación es imponente. La avenida de los Campos Elíseos es ancha, enorme...