2 meneos
1 clics
La farsa de la guerra
—¡Arreando, que es gerundio! —Le gritaba Venancio a su percherón.
Tras cinco días cabalgando por la meseta, el potro estaba cansado, arrastraba las patas levantando todo lo que encontraba a su paso, la cabeza casi tocaba el suelo y de un momento a otro acabaría exhausto o muerto.
Tras cinco días cabalgando por la meseta, el potro estaba cansado, arrastraba las patas levantando todo lo que encontraba a su paso, la cabeza casi tocaba el suelo y de un momento a otro acabaría exhausto o muerto.
|
Click para ver los comentarios