Estaba viendo este video en el que sobre el minuto 20 un afable quiosquero llamado Sandro (bendiciones) nos cuenta sus desventuras ante una inflación desbocada. Y en los comentarios hay gente diciendo que los precios suben cada hora, etc.
Y yo creo que la cosa ha llegado a un punto en el que vale la pena empezar a aclarar el tema.
No sé como será exactamente en argentina ahora, aquí no hace tanto lo normal era pagar a los proveedores según facilidades: a 30, 60, hasta 90 días. Pero da igual supongamos que se paga al contado.
El hecho de actualizar precios respecto a esa "inflación", que parece no saberse muy bien de donde sale, en productos que se han adquirido antes de que esa inflación se produjera, es en buena parte responsable de la propia inflación. Subir los precios hace que los precios suban.
El problema de fondo es la devaluación de la moneda nacional y ahí existe una doble causa que implica la correlación entre oferta y demanda. Uno, imprimir como si no hubiera mañana y dos, quitarte los pesos de encima como si quemaran.
No es factible mantener el valor de una divisa de la cual huyen hasta los propios ciudadanos del país que la emite. Mucho patriota con Malvinas pero a ahorrar en dólares.
Si a eso se une que a alguien se le ocurre que imprimir es una forma de financiarse, es la receta para el desastre monetario.
Pero aún con todo, a esa tarta de dos pisos que estamos elaborando le falta la guinda, que es más psicológica que económica: hay que subir los precios cuanto antes mejor para no quedarse atrás. Aunque el género al que le estás subiendo el precio lo compraras por mucho menos. Vale.
Pues oye, si esa es la actitud, se pueden ir a la mierda, que es precisamente donde se están yendo. Porque lo que debería pasar es que aquellos que pudieran mantener precios a razón de un mayor stock deberían vender más que los que los suben al toque, lo cual relajaría la inflación. Pero lo cierto es que determinadas espirales imbuyen a los colectivos de tal modo que ya no cabe esperar una respuesta sensata. Es la inflación la que ha ganado las elecciones antes que Milei.
Lo que se hace en estos casos por parte de un gobierno razonable en controlar precios a nivel interno y se acabó la tontería. Y las importaciones que se pongan intocables hasta el punto que dinamizan la producción nacional.
Y como la inflación es por devaluación el sector exportador queda más bien al margen. Pero es que ahí no hay gobierno sensato, quitaron a los que quemaron la impresora permitiendo ahorrar en divisas para poner a Milei.
Que mayor libertad de comercio que subir los precios cada hora. A Milei le toca ahora aprenderse en dos días toda la cara B del manual de economía que nunca aprendió.
Y parece que algo aprende, ha subido impuestos a la exportaciones. Pero por otro lado va a nacionalizar deuda privada, por lo que el saqueo ya es hasta los cimientos.
Pero el problema de Milei, o mejor dicho uno de ellos, es que ha llegado en el peor momento posible con unas ideas que corresponden a la misma época que sus patillas. Decía que lo primero que iba a hacer al llegar al gobierno iba a ser hablar con Israel. Parece que los ha cogido un poco ocupados ahora mismo. Y parecido para EEUU: si para ellos lo de Israel ya era un imprevisto añadido a las complicaciones en Ucrania y más recientes con Venezuela en el Esequibo, lo de Argentina queda bastante abajo en la lista de prioridades en la coyuntura actual.
Veremos cuánto de pragmático es, porque lo cierto es que en este momento está más cerca de yuanizar que de dolarizar. Pero claro, ¡¿con esos comunistas?! En fin, parece seguir pensando que el mundo es el mismo que el de los 70 y que nada ha cambiado en este medio siglo.
Las espirales que terminan en hiperinflación tienen bastante que ver con las burbujas, en el sentido de los imperfectos agentes de mercado que son los seres humanos. Con el miedo, la avaricia y la estupidez individuales sin una coordinación colectiva efectiva y eficaz. Suena a comunismo, sí, aunque sólo quiere decir gobierno. Pero para algunos neoliberales comunismo es sinónimo de estado. Y ahí sigue la inflación, como impulsada por una mano negra, tal vez la mano invisible de Adam Smith "autorregulando" el mercado.
Eso es como pretender hacer un puzzle de 5000 piezas tirándolas todas al aire y esperando que encajen en su lugar al caer. Podríamos convenir que no es imposible pero sí altamente improbable que eso realmente suceda.
El discurso de Milei antes que articular soluciones para un país está ahí para seguir saqueándolo en favor de los intereses de siempre. Llega la cosa a un punto tal que ya dudo hasta que el tipo sea consciente de ello. Y si uno además oye las declaraciones de Messi apoyándolo se entienden algunas cosas, además de por qué juega tan bien a fútbol.
Igual que los argentinos cuando suben los precios de productos que han adquirido por menos, parece que no sean conscientes de que en una cierta medida ellos son los propios artífices de la hiperinflación, actuando todos como agentes de mercado que operan en pos de su propio y mayor beneficio e intereses.
El interés colectivo, bajo el que todos se hallan al final sumidos, y más ahora con Milei, es cosa de comunistas.
Pero bueno, pedid y se os dará. Dólares seguramente no, pero tal vez soluciones para algunos problemas. Porque en el fondo, ¿el problema cuál es? ¿Qué quieres ser como EEUU y no tienes una séptima flota para hacer que el resto del mundo se trague tus papelitos de colores? Pues asúmelo.
El problema es que tu moneda se devalúa, no se la creen ni dentro ni fuera. Pero eso tiene un fácil arreglo y un alto precio. ¿Primero las buenas o las malas? Mejor las malas para que quede mejor sabor de boca. Olvídate de la impresora. Se acabó la moneda fiduciaria. Esas son las malas. Las buenas son que vale cualquier cosa: oro dudo que tengan, pero vale igual la cabeza o kilo de res que el kw/h.
Liga tu economía a lo productivo y no podrán devaluarla de ese modo. Porque no podrás hacerte trampas de ese modo. Mira que es sencillo. Y precisamente en esa línea va el frente que se está gestando contra la tiranía del dólar. Y sí, Milei tenía claro en que lado quería estar pero es que ni siquiera le han invitado a la fiesta, por más que haya tratado de ser el alumno más pelota. Ni es el lugar natural que le corresponde a Argentina por su situación.
Pero eso puede parecer muy drástico, vamos a suponer que siguen con ese peso que nadie quiere. (Ólvidate de tonterías tipo bitcoin, eso aquí como moneda no sirve porque al tratarse de una masa monetaria limitada es previsible que resulte deflacionaria por la expectativa de aumento de apreciación).
Hasta esa devaluación traumática es una buena noticia. Olvídate de comprar fuera, por supuesto, pero es una invitación a industrializarse y a producir de forma local. Es en cierta forma una manera de blindarse contra las multinacionales. Aunque a buen seguro Milei preferirá endeudar al estado hasta la náusea.
El problema es que el sector productivo argentino prefiere exportar porque fuera se lo pueden pagar mejor que a través de los salarios que ellos mismos generan. Algo parecido a lo que hacen Europa y EEUU cuando deslocalizan la producción en China: ya sea abaratando costes o maximizando el precio de venta lo que aumenta es el margen. Es el mismo viejo problema de siempre. La puta avaricia. Y no será poca cosa cuando es el motor del cambio más significativo en el equilibrio geopolítico de las últimas décadas.
Aunque eso también tiene solución, todos los problemas hasta aquí expuestos la tienen y se llaman, a saber: control de precios, control de capitales, control de importaciones, control de exportaciones... pero nada de esto te lo va a contar Clarín. Por eso hay otra cosa que se llama control de los medios de comunicación. ¿Y la libertad, qué? Pues nada, tú dale libertad al volante de tu coche y verás qué feliz es. Por lo menos hasta la primera curva. (Y si nos matamos, nos matamos)
Y aquí no hay nadie al volante ni se le espera. Tal vez la mano invisible del mercado. Que dios les coja confesados.