Silicon Valley se esfuerza por hacer las cosas como el resto del mundo, pero no siempre le sale. Intentan hacer una gala para consagrar lo mejor del sector y para ello toman un espacio noble, como es la Ópera de San Francisco, edificio señorial enclavado entre el deslumbrante ayuntamiento, el ballet y la filarmónica. Cuando comienzan a llegar nominados, invitados y demás protagonistas de esta pujante industria, todo se desmorona al ver el atuendo.