En el Astillero de Cartagena, oculta a la vista general, se encuentra una maqueta precisa y minuciosa. El diseño de estos submarinos, con una eslora de 80,8 metros y un diámetro de 7,3 metros, se parece más al de una nave espacial que al de un buque en superficie, y está pensado para operar autónomamente, y con gran sigilo, durante largos periodos de tiempo. El buque dispone de un sistema de propulsión independiente de la atmósfera que le permite generar y almacenar energía eléctrica.