España permite actualmente el acceso de niños, incluso muy pequeños, a espectáculos y eventos taurinos. Y peor aún, facilita y promueve este acceso. En Cuéllar, un pequeño pueblo de la provincia de Segovia, por ejemplo, se venden entradas a precios reducidos a niños de tan sólo 5 años. En otros pueblos, los partidarios de la tauromaquia llegan a ofrecer entradas a niños de la misma edad, que presencian, en directo, la tortura de los animales y, a veces, las heridas sufridas por los toreros.