En la mitología los gigantes eran seres prodigiosos, dotados de capacidades sobrehumanas. Si bien en el imaginario colectivo más tradicional quedaron retratados como seres torpes, malvados y devoradores de personas, lo cierto es que lo gigantesco, lo titánico, lo monumental y lo grande adjetiva a determinadas personas que destacan por sus elevadas virtudes, conocimientos e inteligencia.