Lo admito: Ya no puedo más. Lo he intentado con todas mis fuerzas, pero de verdad que es superior a mí. Así que antes de reventar el mando contra el suelo, pegarle un puñetazo a la pantalla, tirar la torre por la ventana o arrancarme la lengua tras mordérmela en un ataque de ira por la enésima muerte seguida, decido agachar la cabeza, recoger mis cuchillos e irme. Voy al panel de control, agregar y quitar programas, y desinstalo el juego por el bien de mi estabilidad mental. Cuando me pregunta: ¿Deseas conservar los datos de configuración y partidas guardadas? tengo la sensación de que me acaban de preguntar: ¿Quieres que te sigamos dando patadas en las pelotas con unas botas llenas de pinchos?, así que pulso con la mayor de las firmezas y decisión el botón de NO. Hasta nunca. Game over.
Bueno, perdón por esta introducción tan intensa, pero si no soltaba toda esa ira, explotaba. Me llamo Raúl, soy informático de profesión, y videoadicto de devoción. Tengo 38 años y llevo con el mundillo de las recreativas/consolas desde hace casi 30 años, así que no es que sea un novato en esto de los videojuegos. Es más, si por presumir de curriculum se tratase, aclarar que he sido dueño de una consola al menos en cada generación desde que tengo uso de razón: Master System 2, Megadrive, Gameboy, Super Nintendo, PSX, PS2, Wii, PS3, Xbox360, WiiU, Gameboy Advance, Nintendo DS, PS4, Nintendo 3DS, Switch y finalmente PC. Todo eso he tenido y a todo eso he jugado, además de a cientos de recreativas y juegos de otras plataformas vía emulación. Así que insisto, tengo galones y no es que sea un manco precisamente. Y bueno, por haber hecho, hasta he trabajado de forma remunerada en una web de videojuegos analizando títulos y escribiendo artículos, así que imaginaros el amor que le tengo a esta afición y las horas que le dedico.
Por eso mismo, con todo ese historial a mis espaldas, me duele más el hecho de no acabarme un videojuego. Y no por ser una basura infumable, que era el único motivo por el que me había dejado la partida a medias hasta la fecha, si no por difícil. Quién me iba a decir hace poco más de una década cuando salió a la venta Demon´s Souls, que poco a poco su sistema de juego, con una dificultad endiablada que te hacía repetir constantemente los enfrentamientos con los jefes, y que te tenía con el alma en vilo durante la partida, porque hasta el masilla más aparentemente inofensivo te podía fastidiar los últimos 20 minutos de juego y mandarte al punto de control en menos de lo que te daba tiempo a decir: ¿Pero qué coñ..? se iba a convertir en un género en sí mismo, y que además de los títulos de FromSoftware, muchas otras compañías se iban a animar a copiar el sistema de juego en sus títulos para alargar la duración de forma más o menos artificial.
Que sí, que lo entiendo, que es el mercado, amigos, y si esos juegos venden, es porque les gustan a la gente. Que hay miles de personas (incluso millones) que se los han pasado, que hay speedrunners que se los pasan sin recibir daño o en tiempos de ciencia ficción, que si le dedico el tiempo suficiente, además de una úlcera, conseguiré pasármelos. Pero no sé, llamadme loco, pero yo juego para divertirme. Las pocas horas que el trabajo, familia y vida social me dejan para jugar, quiero que sean para pasarlo bien, no para sufrir. Entiendo que la satisfacción tras matar a un boss en el que llevas encasquillado durante horas es casi infinita, y que seré yo el raro, pero prefiero invertir esas horas en un juego con una dificultad más ajustada y disfrutar de más cantidad de juego y ahorrarme esos momentos de frustración casi igual de infinita. ¿Tan difícil es poner un selector de dificultad para que cada uno ajuste la experiencia de juego a sus habilidades o paciencia?
Vale que toda la vida ha habido juegos terriblemente difíciles y nadie se ha muerto (Aunque seguro que más de un infarto ha sufrido alguien y no se ha documentado...). Parodius, Battletoads, Ghost & Goblins, Ikaruga... Pero eran raras avis, las excepciones en sus generos, un poco alejados del mainstream y muy espaciados entre ellos. Los soulslike han llegado para quedarse, y de paso, modificar la experiencia de juego "clásica", ya sea para bien o para mal.
Y nada, poco más, que ya oigo venir a la buambulancia, así que iré acabando con mi historia. Sólo me queda lamentarme por haber tenido que dejarme a mitad auténticos juegazos como Hollow knight (Me quedé en el último jefe), Souldiers, Rogue Legacy 2 o Tunic, y no porque no fuesen divertidos o tuviesen mecánicas de juego increíbles, si no porque valoraba más mi estabilidad emocional y la integridad del mobiliario de mi casa. Yo te maldigo, FromSoftware.