Si ya es difícil arrostrar la presión de ETA y de su abrasivo submundo paralegal tras abandonar cualquier tipo de compromiso con la organización de la violencia terrorista, al ex etarra le está resultando poco asumible llegar a sentir culpabilidad moral por los irreparables destrozos humanos causados. La pauta general del finiquito del ex etarra ha sido suponer que la violencia no era útil convenía abandonarla.
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Lo mismo se puede decir de la dictadura y mira...