Antes de sacar su cabecita por primera vez a principios de septiembre, el cangurito pasó unos seis meses mamando y creciendo en el marsupio de Mani. Durante ese tiempo, los conservacionistas de Zoos Victoria defendieron a los canguros arborícolas en un frente muy diferente: ayudando a los caficultores a sacar beneficios de la protección del hábitat de la especie.
Comentarios
Meneo por la carita de la miniatura