Nadia y Lamiya se convirtieron en símbolos de la comunidad yazidí tras vivir un infierno durante su rapto por el EI, que usa a las mujeres como esclavas sexuales. El periodista opositor turco Can Dündar y el líder histórico de los tártaros de Crimea Mustafa Dzhemilev, exiliado en Kiev también optaban al premio.