Doy clase, de momento, en la universidad pública. Al igual que otras instituciones del país, la informalidad y la corrupción han formado parte importante de su esencia durante años. Siendo prudente puedo afirmar sin temor a equivocarme que en mi especialidad, la Ciencia Política, el 90% de los concursos públicos para plazas importantes –es decir, permanentes o con una temporalidad superior a los cuatro años– ni son concursos ni son públicos, sino que responden a otras lógicas y criterios poco transparentes.
Comentarios
No se como sería la universidad española en siglo XIX pero me temo que no ha cambiado mucho.
No tendré razón, lo sé, pero ver juntas las palabras Ciencia y Política siempre me ha rechinado bastante.
Por lo demás, de acuerdo con el artículo.