El aumento en el número de casos de fraude y retracciones son síntomas de un clima científico disfuncional. La actividad científica se ha convertido en un juego en el que el ganador se lleva todo, con incentivos perversos que fomentan las conductas impropias. La prevención del fraude científico depende de nuestra capacidad para instruir a los jóvenes investigadores en las buenas prácticas de una profesión construida sobre un estricto código ético.
|
etiquetas: ética , fraude , malas prácticas