En 1963, René Sousselier planteó un reto, que intituló “Le Cercle Des Irascibles” (“El círculo de los irascibles”), en la Revue Française de Recherche Opérationelle. El problema se planteaba en los siguientes términos: El presidente de un club pensó que sería conveniente organizar una cena de confraternidad entre todos sus miembros. Para no destacar a ningún miembro frente a otro, pensó que deberían sentarse en una mesa redonda. Inmediatamente se tropezó con algunos problemas: en realidad, el club no era una sociedad demasiado amigable.