Cuando hace más de 50 millones de años los ancestros terrestres de los cetáceos modernos renunciaron a su vida terrestre y volvieron a los océanos sufrieron una transición con cambios drásticos. Les supuso cambiar la forma y la fisiología de los antiguos mamíferos terrestres, para sobrevivir a los desafíos únicos de vivir bajo el agua.
Uno de los aspectos más desafiantes de este entorno es soportar la extrema presión, al tiempo que proporcionar un suministro constante de sangre oxigenada al cerebro.
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