Entre otras características, es más resistente que el acero y dos veces más fuerte que la seda de araña estándar. También ultraflexible, biodegradable, biocompatible y de tamaño nano, mil veces más fino que un cabello humano, lo que facilita la penetración en las células sanas y cancerígenas, sin dañarlas. Todo ello lo hace idóneo para su uso en farmacología y biomedicina, por ejemplo, para el transporte de medicamentos en terapias contra el cáncer, o en el desarrollo de biosensores para la detección de patógenos y virus.
Comentarios
A lo mejor en las cortinas de mi salón hay materiales innovadores.
Pobre ácaro, ya le podían haber llamado José Luis