En un planeta finito encaminado a los diez mil millones de seres humanos, se plantean serias preguntas acerca de cómo nos podremos alimentar sin consumir lo que queda del mundo natural. Gracias a partes iguales a la revolución verde y a las energías fósiles, hemos podido mantener un crecimiento exponencial por un siglo. El dilema que se nos avecina para el próximo no tiene precedentes históricos y no hay una salida fácil.
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