Según las conclusiones, hubo dos grandes patrones o estrategias adaptativas: por un lado, los ictiosaurios “cerraron sus cremalleras”, es decir unieron sus dedos con conexiones laterales para conseguir una aleta anterior muy bien integrada; mientras que el resto de los tetrápodos se “puso un guante de bebé”, una especie de mitón de tejido blando dentro del cual los dedos permanecieron intactos, conservando algún grado de movilidad pero sin la chance de funcionar separados. Por fuera, en todos los casos eran aletas.
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