En estos 3 estudios se investiga la disposición de la gente a castigar a un profesor acusado de acoso sexual variando ciertos parámetros como la solidez de la acusación (en un caso clara y en otro dudosa) y si hay un observador que es favorable a castigar al profesor. La conclusión de los 3 estudios es que la gente castiga a los que han hecho algo malo para aparecer ante los demás como virtuosos. Incluso si no está claro si alguien merece castigo, castigamos para mejorar nuestra reputación. Los que tienen dudas castigan menos que los que están seguros, así que las convicciones morales de que no es justo castigar influyen las decisiones y la gente castiga menos en la situación dudosa que en la clara. Pero los investigadores también encuentran que las convicciones morales no consiguen anular la influencia de ganar reputación cuando la situación es pública. Incluso algunos que en privado consideran que no merece castigo pasan a castigar en la situación pública. Las redes sociales amplifican la cultura de la indignación moral y favorecen el extremismo y la polarización. Nuestra tendencia a señalar virtud nos lleva a castigar en ambientes ideológicamente cargados, incluso sin creerlo adecuado. En las redes sociales hay una métrica (likes y retuits) unida a unas audiencias polarizadas por lo que las redes están muy bien equipadas para favorecer el castigo en contextos ambiguos (para quedar bien, ganar seguidores…).
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etiquetas: reputación , señalar virtud , castigo , moral
Saludos.
es.wikipedia.org/wiki/Falso_dilema
Y no, no es ningún invento de la "ultraderecha", aunque si tenemos en cuenta que "ultraderecha" es cualquiera que no les ria las gracias...