Investigadores de la Universidad Nacional de Singapur (NUS), en colaboración con la Universidad de Pekín (China), han realizado un descubrimiento relacionado con el canal iónico TRPV1 (transient receptor potential vanilloid 1) y su papel en la percepción del dolor. El estudio revela cómo las moléculas de disolventes pueden modular las señales de dolor, lo que ofrece una vía potencial para un enfoque de tratamiento del dolor más seguro y no adictivo.
dx.doi.org/10.1038/s41551-024-01288-2 
El nuevo y flamante equipo de Trump se pondrá inmediatamente a buscar el disolvente de fabricación más irresponsable posible, para que te lo inyectes y te quites así el chip del covid, que se disolverá fijo.
Que yo sepa, ante un traumatismo, el tratamiento de elección es el AINE (Diclofenaco-Voltaren, Dexketoprofeno-Enantyum, etc) no carecen de efectos secundarios, sobre todo a nivel gástrico, pero no son adictivos. En USA, en cambio, siempre han sido más de opioides, la infame oxicodona, el famoso percocet que cuando abusabas hacía más daño por el paracetamol que llevaba si no lo combinabas con el antídoto, etc.
Bueno, que me enrollo mucho, para mi los opioides siempre deberían ser la segunda opción excepto en enfermos terminales o crónicos.
Yo soy fan de los opioides en casos terminales pero es una pena que personas con grandes dolores por traumatismos o dolores crónicos terminen con una adicción a edades no muy avanzadas.
Aún así elijo la adicción a soportar dolores crónicos o que te quiten las ganas de vivir.
Creo que va a ser algo difícil de implementar, no será tan fácil (y caro) como beber agua deuterada.