El dolor crónico provoca diferentes cambios en el sistema nervioso central a lo largo del tiempo. La acción de la noradrenalina es beneficiosa a nivel espinal con un papel analgésico, pero puede ser contraproducente en áreas cerebrales superiores provocando efectos indeseables. Estos hallazgos podrían contribuir a explicar por qué los actuales fármacos antineuropáticos requieren de otros mecanismos de acción complementarios tales como la modulación de canales iónicos o incluso opioides.
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