En el siglo XXI, los océanos de la Tierra se están calentando y acidificando. Este cambio se está produciendo lentamente a largo plazo, pero también puede provocar picos locales a corto plazo.
Estos fenómenos son como las olas de calor o los días de mala calidad del aire que experimentamos aquí en la tierra, pero ocurren bajo el agua y, si son lo suficientemente graves, pueden devastar los ecosistemas marinos.
dx.doi.org/10.1038/s41561-024-01593-0
Anhídrido carbónico (CO2) + H2O es ácido carbónico. Cuanto más CO2, más acidez de los océanos.
“Puede afectar la forma en que se desarrolla el caparazón, la rapidez con la que se disuelve y, en general, la supervivencia”, explicó Mogen"
La primera referencia a este mineral, aunque sin darle nombre, se encuentra en el libro de Torrubia (1754), titulado “Aparato para la Historia Natural Española”, en el que se indica la existencia de grandes cantidades de cristales “hexágonos”, localmente llamados “torrecillas”, en un montecillo próximo al río Gallo, en Molina de Aragón.[7] El nombre aragonito se debe al mineralogista Abraham Gottlob Werner, quien en 1788 lo definió a partir de unos ejemplares procedentes de Molina de Aragón, en Guadalajara, que él atribuyó erróneamente a Aragón.[8]