Físicos europeos han comprobado experimentalmente que los procesos cuánticos no tienen orden causal, lo que significa que las partículas no obedecen a la ley de causa y efecto. No es necesario que el gato de Schrödinger tome el veneno para que pueda aparecer muerto. El descubrimiento permitirá avanzar en ámbitos como la computación y las comunicaciones.
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