Calor no es lo mismo calor que temperatura. Si bien la corona del Sol tiene una temperatura muy alta (más de un millón de grados Celsius), las partículas del plasma que la conforman están bastante dispersas, por lo que la transferencia de calor (energía térmica) es baja. Esto quiere decir que la baja densidad de la atmósfera exterior de nuestra estrella hace que la sonda Parker solo deba soportar unos 1.377 grados Celsius y que el hardware que se encuentra dentro de la nave pueda funcionar a unos 28 grados Celsius.
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