Con su estilo barroco y atrevido, lleno de símbolos andinos, las minimansiones afloran en las calles de El Alto, la pujante ciudad que crece a paso acelerado, pegada a La Paz. Identifican a nuevos ricos indígenas, muchos de ellos comerciantes informales que hicieron fortuna vendiendo cosas en la calle. Sus propietarios a menudo invierten millones de dólares en edificios opulentos y gastan fortunas en salones de bailes con colores brillantes.
Comentarios
"muchos de ellos comerciantes informales que hicieron fortuna vendiendo cosas en la calle..."
Pues sí que da de si el comercio ambulante en Bolivia....