El lector masculino bien sabe que sus gónadas tienen su propio mecanismo de defensa contra la crudeza invernal, y no es otra que replegarse y hacer algo parecido a “meterse para dentro”. Este fenómeno no solo ocurre cuando empieza a refrescar, sino que los genitales masculinos hacen lo propio al sumergirse en agua fría o percibir una bajada notable de temperaturas. Cómo afecta el frío a los testículos...
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¿Los testículos nomás?