Mientras Marco Antonio estrechaba el sitio de la ciudad de Módena, refugio de Décimo Bruto, con las dos legiones procedentes de Macedonia que aún le permanecían fieles, Cicerón, quién había recuperado ya toda su antigua influencia política, continuaba lanzando contra Antonio sus afiladas Filípicas.
Comentarios
#0 buen envío. Laura escribe muy bien
La guerra de Módena, a hostias por el aceto balsámico
Gracias, me encantan estos envíos.
Lo que le pasó a Octavio es que confió demasiado en su cuñado Decimus y le salió rana.