Diana J. Torres,nos cuenta cómo descubrió que los charcos que acompañaban a sus orgasmos eran eyaculaciones y cómo se embarcó en una apasionante investigación sobre este proceso fisiológico invisibilizado por la ciencia médica y vivido con vergüenza por muchas mujeres.
Comentarios
Las etiquetas confirman lo riguroso de la divulgación
#1 Si no es un meneo de@sacreew, carece de rigor científico
#2 Ciertamente, se ha demostrador mediante método científico, que el orgasmo salpiconero no es real. No ha pasado el test del doble ciego.
Adjunto los resultado del test: 2 X
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