Cuánto de Víctor Erice sugiere esta película y su historia de frustración, huida, búsquedas y olvidos; cuánto de él hay en esos diálogos, atmósfera y pesadumbre, y cuánto en ese ir a un desenlace mágico, de reflejo de una pantalla de cine y de plano tan corto, tan corto, que se te lleva literalmente por delante. Y, por cierto, qué grandísimo actor es José Coronado, qué capacidad de decirlo todo sin texto para ello y qué personaje le regala a Erice, pero, sobre todo, a sí mismo con una interpretación sustantiva y desadjetivada.