Todología con los 12 monos
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Operación Venezuela

Los resultados en la noche del domingo se hicieron esperar más de lo previsible presagiando que algo no marchaba bien. Finalmente se ofrecieron unos resultados con un escrutinio del 80% que daban por vencedor a Maduro. Algunos países los reconocieron, otros los cuestionaron y EEUU a través de Blinken señaló su “preocupación”.

Y es muy cierto que se habían pre-ocupado. Se habían ocupado con antelación de todo: el gobierno denuncia ataques informáticos a la infraestructura electoral que produjeron los retrasos en la comunicación de los resultados.

Pero no sólo eso: bajo las acusaciones de fraude, entre los muchos espontáneos que se lanzan a protestar a las calles antes de tener ninguna evidencia de tal fraude, unos cuantos tienen objetivos muy concretos, diversas sedes del Consejo Nacional Electoral.

La policía detiene a algunos instigadores de entre muchos otros altercados y obtienen respuestas: $150 dólares día. Son curiosas las “revoluciones” de hoy en día.

Porque derrocar una estatua puede resultar un gesto simbólico, pero cuando sucede con varias en un breve espacio breve de tiempo cabe suponer que existe una consigna antes que un acto espontaneo.

Si además son de alguien como Chávez, que murió de forma prematura tratando de servir como mejor supo a los intereses de su pueblo y a los principios de lo que en definitiva es el humanismo, es a la postre un atentado, se diría que incluso contra el sentido común.

El objetivo final: que la oposición sea la que realice la contabilidad de los votos. Tan previsto estaba que incluso han ofrecido una web que aunque parece que apenas nadie ha podido consultar, dice ofrecer los datos electorales a cambio de un número de identificación de Venezuela.

Sólo he encontrado una imagen por X de un acta en la que se la oposición se eleva con el 80% de los sufragios. Hasta los más acérrimos opositores deberían contemplar el viejo adaggio de “demasiado bueno para ser verdad”. Pero quién sabe, a algunos tal vez les valga igual.

Hoy el chavismo se ha convocado en las calles, veremos si allí están solamente un 20% de los venezolanos o puede que alguno más.

A estas alturas no es fácil decir qué datos electorales tiene o no tiene el gobierno, además del lío descomunal, seguramente también en el recuento además de en las calles. Pero lo que está más allá de toda duda es que la oposición en Venezuela parece incapaz de asumir cualquier tipo de normalidad democrática. Y más cuando el dólar paga tan bien y lidera el amotinamiento.

El gobierno publicó el mismo domingo un comunicado informando del ataque al sistema electoral y citando algunos nombres propios involucrados a su juicio en la operación. Si no lo intentaran cada vez que tienen una mínima oportunidad supongo que sorprendería más pero a estas alturas ya sólo cabe esperar una recalcitrante reincidencia y un desprecio absoluto por las reglas democráticas.

Si Maduro tiene los votos que dijo no lo sé, es posible que ellos tampoco. Pero viendo la tesitura, las presiones e insistencia de algunos gobiernos extranjeros solicitando las actas parecen incluso llegar a formar parte de esta ecuación de jaque al chavismo.

Supongo que saldremos de dudas en los próximos días, algunos dirán que lo que presentarán será falso, otros que es falso lo de la oposición y lo que queda sin ninguna duda es la democracia destruida por el camino, si es que no estaba ya tocada de muerte por esas latitudes.

Los reclamos a las fuerzas armadas tanto de nacionales como extranjeros presuntamente implicados no sorprende a nadie. Pero seguramente algo sí podemos sacar en claro: nadie con una base electoral del 80, 70 o 60% se arriesga a llevar a cabo una operación de este tipo.

No parece que les haya salido del todo bien. La imagen del candidato anciano y mudo y la portavoz hablando por él es en sí mismo un espectáculo bastante bochornoso, como toda la operación en general. Aún así la moneda está girando en el aire.

Stalin dijo que lo importante no es quien vaya a votar, lo importante es quien cuente los votos. Pero como ha demostrado la oposición en Venezuela eso no tiene nada que ver con el socialismo. Ni desde un punto de vista socialista tiene mucho sentido gobernar en contra de la voluntad de un pueblo.

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Google ha matado internet, muerte a Google

Se podía ir barruntando con los notables sesgos de su buscador, convertido en escaparate de bazar, pero a raíz de la decisión de Youtube de censurar los enlaces en los comentarios creo que ya se puede afirmar que es definitivo.

Aquellos que vieron nacer la red comprenden perfectamente que el link, enlace, hipervínculo en sus tiempos, es el elemento fundamental.

Sin él no hay interconexión y la red sería sólo un amasijo de contenidos aislados a los que difícilmente se puede acceder. Sí, se puede transmitir la información por correo y otros medios pero si no se puede referenciar públicamente no se puede hablar de difusión, ni es ágil, es matar la red.

Internet se parece cada día más a un itinerario turístico flanqueado por los escaparates de las multinacionales que a la ciudad diversa que un día fue, lo están convirtiendo en un parque temático para el consumo, en una suerte de centro comercial. Lo están matando.

Y ya no es que tengan acceso a tu correo, a tus movimientos a través de tu móvil Android (y si no lo tiene Apple y acaba en el mismo sitio) y quién sabe a qué más, es que se han cargado el invento.

Así que ya va siendo hora de ir abandonando los “servicios” de Google: correo, buscador, mapas y por supuesto navegador. Lo del móvil se antoja algo más complicado pero algo se podrá hacer.

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Por qué lo de Telegram es mucho más preocupante aún de lo que ya parece

Por qué lo de Telegram es mucho más preocupante aún de lo que ya parece

La noticia es de sobras conocida: han detenido a Pável Dúrov en Francia, el CEO de Telegram.

La justificación oficial son los delitos que se puedan organizar mediante la plataforma.

Macron se encargó muy rápido de informarnos por X que no se trataba de una decision política, lo que sin duda confirma que es una decisión política.

Macron, ese ex(?) empleado de la banca Rothchild, derrotado en las últimas elecciones y que se niega ya de forma vergonzante a la formación de un nuevo gobierno encabezado por la coalición vencedora.

Se diría que en Europa han empezado a escuchar a alguien con cerefro, aunque la inteligencia en malas manos es tan nociva como la estupidez.

Para ilustrar un poco el contexto general, Alemania ya abocada a la recesión parece que inicia un viraje. Parece que ahora sí les interesa saber quien voló el Nordstream. Evocando la clásica escena de Casablanca, qué vergüenza, se han enterado de que en este lugar se juega.

Y parece que les interesa saber que la implicación con el atentado no es de otro si no de Zelensky. A partir de ahí el relato se escribe solo: con todo lo que hemos hecho por él, nos ha traicionado.

A nadie se le escapa, mucho antes de todo eso, que la aventura de Ucrania parece estar escribiendo sus últimos capítulos, por más que el epílogo se pueda eternizar o arrojar alguna que otra bochornosa sorpresa como la molesta para todos incursión en Kursk. Y parece que alguien más se ha dado cuenta, además de los que avisamos antes de empezar, o por lo menos se les está empezando a escuchar.

Lo digo porque la pregunta con lo de Dúrov es la de siempre: ¿por qué ahora? Baños y Gisbert manejaron alguna idea que tanto me sedujo que ni recuerdo, y lo he intentado. Pero no mencionaron el reciente atentado en Alemania. Del ISIS. Como los cometidos recientemente en Rusia. Si lo tengo que explicar desde el principio se haría muy largo, pero todos deberíamos tener ya una idea bastante aproximada de a quién nos referimos. Y si a esta pregunta te has respondido con “los moros” vuelve a la casilla de salida.

Comentaban Moragón y Biztoletti los antecedentes de Telegram, hasta donde se sabe o se cuenta: su papel durante el maidán en Kiev, la petición de Rusia de acceso, la salida de Dúrov del país…

No quiere decir que con fuerza bruta no puedan romper la encriptación con facilidad, pero no lo pueden tener en tiempo real ni seguramente de forma masiva.

Luego, esos son los objetivos. Porque se supone que Telegram es la “zona segura”, la que no está integrada en tiempo real en los sistemas del Ojo del Big Brother. O los cinco ojos, los que sean.

Pero no sólo eso, explicaba Moragón, que aunque a veces peque de optimista va siguiendo el tema y algo le llega de por allí, que Telegram se usa tanto por parte rusos como de ucranianos a nivel militar para cuestiones operativas. Pero el punto interesante ya no es ése.

Decía antes que han empezado a escuchar a alguien con cerebro porque una de las cuestiones que citaba Moragón, y es más conocida y contrastada, es que la información que llega fuera de lo que es pura propaganda mainstream se está distribuyendo, principalmente, por Telegram. Y si alguien se ha parado a pensar cómo han perdido esta guerra podría haber llegado hasta ahí.

¿Sería entonces el atentado de Alemania sólo la “segunda versión”, el segundo relato conspiranoico a componer además de la versión oficial? No se creen ni ellos lo que dicen, como para no saber que no les cree el resto, de ahí la necesidad de una segunda versión.

Lo que cabe preguntarse es el papel que va a jugar Europa en esta segunda temporada. Macron está más fuera que dentro, por más que se aferre con uñas y dientes, aún al precio de una dignidad que seguramente nunca estuvo ahí más que en apariencia.

El movimiento del Nordstream parecería señalar un viraje, como decía. Pero en todo caso estaría por ver hacia dónde exactamente. Lo que sí hemos visto es que, en adición al cierre en Europa de RT y Sputnik, ahora se le querría sumar Telegram. Si no para su censura, sí para su control.

Von der Leyen renueva el cargo en breve pero por Scholz no apostaría un duro. Y soy de la idea que dejarán caer a Zelensky tarde o temprano, si es que no lo han hecho ya, la duda es más lo que viene después y no parece que se vaya a pasar de la rusofobia a la rusofilia en dos días. Muy al contrario, el hecho objetivo es que quieren control de Telegram. Casualmente, la plataforma de la “disidencia”. Y es que se cometen ahí un montón de delitos, claro.

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¿Cuáles fueron las causas del Anschluss?

A raíz de la entrevista de Carlson Tucker a Putin, de unas dos horas, una expresión en particular sobre un hecho histórico ha copado la polémica, en concreto la palabra "forzar" para referirse a la anexión de Polonia en lo que fue el inicio de la segunda guerra mundial.

Hay un artículo en portada del tipo "fact checking" que da veracidad al hecho, a la vez que pretende resolver con la misma naturalidad un hecho histórico, probablemente más que controvertido, con la naturalidad de quien abre un diccionario y busca una entrada.

Es sorprendente la cantidad de líneas que se dedica a la traducción de una mera palabra, sin embargo el análisis histórico se reduce a poco más que "Hitler atacó a Polonia porque quería que los alemanes vivieran allí."

Afortunadamente la discusión de por qué Hitler decide invadir Polonia es bastante más interesante que eso, de lo que los vencedores escriben sobre los perdedores como poco cabe dudar, algo que en algunos casos parece inconveniente. A tal punto llega la cosa que en algunos países está prohibido abordar el tema.

Al final las mentes simples necesitan explicaciones más simples aún y ése es el discurso que nos llega a través de los grandes medios, en la línea teórica del mismo Goebbels: el mensaje ha de tener el nivel del más tonto del rebaño y de ese modo se asegura que todos lo entienden.

Es hasta divertido como el nazismo ha pasado a la historia como una suerte de pura encarnación del mal en lugar de como uno de los aspectos más sombríos de la condición humana, y Hitler como el diablo mismo, sino su enviado, sin reparar apenas en la confluencia de intereses y circunstancias que finalmente lo situó allí. Y es la explicación más apropiada, así la responsabilidad recae sobre un solo hombre, o unos pocos. El problema es que no nos acerca mucho a la verdad.

Si nos remitimos a los hechos objetivos lo cierto es que a Alemania le zumbaron bien dos veces en el mismo siglo. Y hace nada les volaron el Nordstream, bajo la complaciente mirada de su propio estamento político. Tan complaciente como la del gobierno de Vichy, se diría.

Yendo a Putin, es cierto que la forma de expresarlo llama la atención, pero cualquiera que haya estudiado la segunda guerra mundial sabe que sus causas están en el final de la primera.

En ese sentido hay una anécdota interesante y bastante ilustrativa sobre un vagón de tren.

Tampoco debería sorprender a nadie que el ataque de Pearl Harbor tenga como causa directa el bloqueo de exportaciones de petroleo por parte de EEUU a Japón que les ponía en una situación estratégica muy complicada.

Pero volviendo a Polonia, la verdad es que presenta algunos paralelismos interesantes con Ucrania, aunque sin duda las diferencias sean aún mayores.

Si los intereses, vamos a decir occidentales, finalmente se impusieran allí, muy probablemente nadie recordaría los intentos de Kiev, con miles de víctimas, de someter a una parte de la población en el este que no se adhirió a lo que ya no sería un golpe de estado orquestado, oh, casualidad, por esos mismos intereses occidentales.

Por eso no sorprende que en el caso de Polonia se desestimen razones semejantes, al final todos "sabemos" por qué Hitler invadió Polonia. Porque estaba loco y era nazi.

Y todos sabemos que los yankis, por puro amor a la libertad, nos salvaron de él, aunque los rusos llegaran primero y pusieran 20 millones de muertos en el frente oriental. Y aunque IBM les hiciera el programa de gestión de los campos de concentración, eso ya son detalles sin importancia, para qué preguntarnos de donde sacaba el petróleo para la guerra Alemania, no sea que demos con el árbol genealógico de algún expresidente y director de la CIA. Que en EEUU hubiera campos de concentración para japoneses en aquel contexto tampoco importa a nadie, ni que desinfectaran a los mexicanos en la frontera con Zyklon-B.

De hecho algunas cosas no se pueden ni investigar so pena de ser tachado de revisionista y antisemita (y ojo, no es que no los haya) por parte de los intereses que han convocado a todo un colectivo de personas procedentes de diversos países en la tierra que dicen que les prometió Yavhé mientras erradican mediante un genocidio a la gente que ya había allí.

Todos sabemos muchas cosas excepto la fundamental: que no sabemos una puta mierda.

De hecho hace unos días, recordando las célebres palabras de Sócrates, caí en la cuenta de que se puede estar en una condición mucho más desfavorable que la de no saber nada: saber todo mal.

Aún así, qué duda cabe de lo polémica que es la expresión de Putin. Más allá de los que ya van predispuestos a sacar punta a cualquier cosa y que redactan la sentencia para hacerla encajar con el veredicto que ya tienen, que ya andan salivando por estos lares, sus palabras pueden ser oportunas para abrir un discusión algo más interesante: ¿Cuáles fueron las causas del Anschluss?

Puede que para muchos la respuesta quede dentro del terreno de las "obviedades" ya expresadas aquí, pero en otras partes del mundo las cosas se ven de otra manera. Sin ir más lejos, tengo entendido que en el lejano oriente mucha gente está convencida de que el origen de la pandemia de Covid-19 que dio lugar a que Trump hablara de "ese virus chino" tiene su origen en unos juegos militares celebrados por aquellas fechas en Wuhan. Hasta el propio congreso norteamericano parece haber propuesto estudiar tales tesis. Qué locura, ¿no?

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El fracaso del multiculturalismo

Lo escribí hace unos días y viendo el resultado de la elecciones europeas en Francia supongo que vale la pena recuperarlo:

Es una cantinela que se viene oyendo desde determinados ámbitos. Esos que hoy en Europa cosechan más simpatías que desde mediados del siglo pasado.

Tal vez la muestra más gráfica de ello fueron lo incidentes tras la celebración de la copa de Europa en París. Para quien no lo recuerde se produjeron diversos robos e intentos a la salida del estadio.

Y eso sin duda es más gasolina para la extrema derecha, siempre centrada en solucionar problemas cuya causa parece que jamás analiza.

Es que no se integran, dicen. Lo que se han creado al final son guetos. La razón es muy sencilla.

Cualquiera que observe como se estructuran las relaciones humanas advertirá que el aspecto económico tiene, en términos generales, un papel fundamental.

Porque determina el contexto donde las personas se relacionan y sin tal contexto las relaciones no pueden tener lugar. Sucede por lo tanto que si un determinado grupo étnico, cualquiera, tiene un distribución muy localizada dentro del espectro de las rentas, no es ya que no se produzca ese contexto, es que no se da ni siquiera la condición de necesidad más elemental.

No es fácil de escapar del racismo. Y lo paradójico es que las conductas racistas por lo menos exacerban, si no es que generan por sí solas el problema.

Basta con ver EEUU, hace 60 años de la lucha por los derechos civiles pero la realidad práctica es que las cárceles las siguen ocupando los mismos y también y no por casualidad las capas más desfavorecidas.

Hablamos por lo tanto de un problema de raíz económica cuyos orígenes se hunden hasta la propia cultura. Porque sería muy cínico afirmar que “no se integran” si por otro lado no se les permite.

No es que haya que tratarles como uno más, es que son uno más. Y el eje económico es fundamental.

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Las últimas elecciones

Como muchos sabréis el próximo 9 de junio se celebran elecciones europeas. Algo que en condiciones normales estaría entre lo rutinario y lo anodino, en la situación actual podría llegar a ser crucial.

Y claro que conozco la lectura del señor Villarroya y otros tantos, en cuanto al escaso valor del voto y el pobre calado de nuestras democracias, más si cabe para el caso de Europa. Pero, aún siendo bien cierto que muchos de los asuntos de estado están decididos de antemano, si no casi todos, puede ser la última oportunidad para la población civil de mostrar su rechazo a la deriva belicista que se está promoviendo en el seno de la unión, desde la propia figura de la presidencia de la comisión que actualmente ostenta Ursula von der Leyen.

Aquellos que hoy en Ucrania, si es que queda alguno, que consideren que cometieron un error votando a Zelensky podrían entender perfectamente lo que digo. Si las democracias occidentales ya tienen en tiempos de paz más de cosmética que de fondo, en tiempos de guerra pueden quedar anuladas por completo.

Y tener que forzar la salida de un gobierno, sin urnas de por medio, puede ser bastante más desagradable. Incluso no resultar factible. Tal como se están perfilando los tiempos empieza a ser recomendable tener al día el pasaporte.

Al señor Villarroya y a cuantos quiera que compartan su posición, les rogaría una reflexión y que se decidan a dar su apoyo a alguien que, por lo menos, no tenga la intención declarada de meternos en un guerra. Podría terminar resultando en alguna diferencia.

A ese respecto recordar que el propio Zelensky llegó al poder prometiendo a la vez la paz y la unidad de Ucrania, cosa falsa en cualquier combinación de circunstancias, a no ser que por paz se refiriera a someter por la vía de las armas al este y Crimea.

Pues el flamante ¿presidente? de Ucrania, con su camiseta caqui, como si hubiera visto alguna vez en su vida una trinchera más que pasando revista de los que envía a morir, ya con su mandato expirado, la oposición ilegalizada y sin la menor intención de convocar elecciones, pasó por estas latitudes esta misma semana, se diría que con unos honores de estado que no le corresponden, a recoger sus 1000 millones que mejor servicio darían en Palestina.

Claro que, viendo como accidentes de vuelo como el del malogrado expresidente de irán Raisi, lamentablemente suceden, tal vez no sea tan buena idea tal tipo iniciativas. Ni dar soporte a aquellos que las promueven.

Y no quiero que esto cobre ningún tono de amenaza, al final amenaza quien puede, como el jefe del Mossad esta misma semana al tribunal penal internacional. Se diría que los acontecimientos se aceleran.

No hay que olvidar que el régimen de libertades que disfrutamos en occidente, como muchos ya sabemos y me temo que otros no tardarán en descubrir, sólo es funcional mientras no es funcional.

Del mismo modo que puedes presentarte con un programa independentista a las elecciones, pero ay de ti como las ganes. En el orden de cosas que nos ocupa, empezamos viendo la censura de los medios rusos y la situación parece todo lo alejada posible de un camino de vuelta.

Mientras tanto hemos llegado a ver como bajo el bigote de Bolton se desliza la receta para matar niños de forma legal. No es nada nuevo, también el tercer reich tuvo la suya. Y cualquier persona de bien debería preocuparse de que terminen justamente en el mismo lugar: en el vertedero de la historia.

No son, dadas las circunstancias, una elecciones más. Podrían ser las últimas de la democracia que hemos conocido, mejor escoger bien. Aunque sin duda ya hay mucho decidido.

Pero seamos positivos, o conseguimos vivir en paz o resolvemos el problema de la superpoblación.

Al final, tal como yo lo veo hay sólo una decisión que tomar: pasar a la historia como el poder hegemónico que rompe el lamentable ciclo de alternancias en favor de un mundo más abierto, sin tener que renunciar a su papel, suponiendo un salto para la humanidad o convertirse en cómplice de crímenes contra la humanidad ante los ojos del mundo para terminar donde hemos convenido la inmensa mayoría en relegar tales prácticas. ¿De verdad hay elección?

¿Cómo era aquello? Un pequeño paso para un hombre...

Sólo queda esperar que no sea hacia atrás.

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Atemperando a Bach (Desde la teoría marxista)

Ya hace más de 300 años del primer libro de “El clave bien temperado” de Bach. En él desarrolla una obra para cada una de las tonalidades, demostrando entre otras cosas que su método de afinación temperada* funciona para todas las tonalidades. Dentro e lo que es el paradigma de la música occidental, por supuesto.

Es un avance teórico y técnico respecto al problema que ya hizo fruncir el ceño a Pitágoras, bastantes siglos antes. No muchos de los no avezados en teoría musical lo conoce pero no difícil de explicar.

Si hemos de hablar de los pitagóricos, y más en este contexto, es imposible no recordar la anécdota de la irracional raíz de dos. A pesar de la belleza y la importancia capital del teorema que lleva su nombre terminaron en un escollo: el simple triángulo rectángulo con catetos de valor uno arroja una longitud irracional para la hipotenusa.

En un número irracional, como lo es también pi, la secuencia decimal se diría que no termina nunca. No debería resultarnos difícil entender el modo en que la interpretación de tal asunto podía llegar a turbarles, se cuenta que tanto como para para tirar por la borda a un advenedizo que reveló el oscuro secreto que perturbaba su armoniosa visión del mundo. O eso es lo que nos ha llegado. Seguramente podrían haber aceptado una fracción, un número racional, en lugar de uno natural, pero en ningún caso uno irracional.

Sin duda apuntaba a un error en su interpretación del mundo. Y no es que el mundo haya dejado de ser “elegante”, pero sin duda es más complejo. Comento la anécdota como ejemplo porque pasa algo parecido con la música.

Los hertzs (o hercios) vinieron después, pero Pitágoras ya se dio cuenta de que los tonos que producen las pulsaciones de dos cuerdas, de la mitad y el doble de tamaño la una respecto al otra, producen una relación que el oído entiende como “armoniosa”. Y lo mismo en la relaciones enteras: 2:1 la octava, 3:2 la quinta y así.

Hoy definimos la octava como el doble o la mitad de la frecuencia, en lugar de la longitud de la cuerda, pero dada la relación matemática existente es exactamente lo mismo. Y se ha impuesto el La de 440 Hz que para los que ya somos un poco viejunos nos sonará como el tono de línea que ofrecía el teléfono al descolgarlo. Eso era un tono sinusoidal puro, sin armónicos, que son otras frecuencias que suelen acompañar a los sonidos naturales, de 440 ciclos por segundo, que es lo que es un Hertz, un ciclo por segundo.

En tiempos de Bach no sé si se seguía tirando a gente por la borda o no, pero lo cierto es que el problema estaba lejos de estar resuelto, y es un problema matemático. Que matemáticamente no tiene solución en los términos que se plantea, si embargo Bach propuso lo que vendría a ser una “solución de compromiso” que aún determina la afinación de los instrumentos occidentales hoy en día. Es difícil excederse halagando a Bach. Aún así puede que no este dicha la última palabra sobre este problema.

No es ningún secreto, como la irracional raíz de dos de los pitagóricos, pero como decía no es muy conocido fuera del ámbito de la música o más bien de su estudio. Se llama, no por casualidad, coma pitagórica.

La música, y sobre todo la armonía (que vendría a ser la relación entre melodías) se forma por sonidos a unos determinados intervalos, que son las distancias entre las diferentes notas.

El problema es que si uno parte de una frecuencia determinada y va multiplicando por dos para calcular las octavas perfectas y a su vez hace lo mismo con otro intervalo, típicamente el de quinta para el ejemplo, se genera el desfase, una desviación creciente. Por eso se suele resumir en que “12 quintas no equivalen a 7 octavas”. Nunca logro desprenderme de la impresión de estar hablando en galones y yardas como si el sistema métrico aún no hubiera sido planteado.

Total, que la ilusión de esa armonía celestial y perfecta que nos transmite a veces la música, es eso, una ilusión. La cosa es que los números no cuadran bajo la segmentación de 12 notas en las que dividimos el intervalo de una octava. Y no es una entelequia matemática sutil e inapreciable a efectos prácticos, ni mucho menos. Antes de la afinación temperada propuesta por Bach se convivía con la llamada “quinta del lobo”, que al final suponía evitar ciertas notas en ciertas escalas ya que sonaban significativamente disonantes, de ahí lo del lobo, como una especie de aullido que al final no identifica otra cosa que la ya mencionada coma pitagórica.

Y Bach, en lo que sería una aproximación diríase que comunista a lo que supone el problema, lo que plantea es repartir ese desfase entre todas las notas de la octava para no llegar a una y que chirríe tanto. Mejor que todas estén un poco desafinadas y de ese modo se pueden tocar todas las notas en todas las tonalidades sin que ninguna suponga una disonancia tan significativa. Claro que el precio es desafinarlas todas. Luego, no hay intervalos perfectos más allá de la octava en la música actual. Y bueno, tampoco nos va tan mal, ¿no? Total, para la música que se hace.

Sucede que cuando Bach muere aún faltaban 107 años para que Hertz naciera. La idea de frecuencia como causa de la altura de la nota en relación a un determinado número de ciclos de oscilación está hoy mucho más asentada. No es poco el trabajo sobre ondas desarrollado desde entonces.

La imagen obtenida mediante infinidad de representaciones de formas de onda ha hecho mucho más clara la relación inversa entre longitud de onda y frecuencia.

De la misma manera que resumir la idea de comunismo en que “todos tengan lo mismo” o que “se reparta por igual a todos” es una apreciación muy burda, algo parecido podríamos objetar sobre la solución propuesta por Bach.

Y va a ser jodido que Marx tenga que venir hasta a afinarnos el piano, pero lo cierto es que si entendemos bien aquello de “a cada cual según su necesidad y de cada cual según su posibilidad”, vemos que el temperamento de Bach, aunque de vocación acertada, aún se podría refinar un poco.

Si no todas las notas tienen la misma frecuencia es porque no todas las notas tienen la misma longitud de onda. Luego, no es lo mismo, por ejemplo, añadir o restar 1 Hz respecto a los 440Hz del La 4 que hacerlo sobre cualquier otra nota. Porque proporcionalmente a su frecuencia el desvío que se genera es diferente. Es un hecho matemático.

Lo cierto es que no dispongo ni del tiempo ni del interés, y puede que tampoco de la capacidad, para abordar formalmente el estudio del problema hasta sus primeras causas. Supongo que, como todo en la vida, es una cuestión de prioridades. Pero el hecho de que Marx tenga que venir hasta para afinarnos el piano dice bastante de nuestro tiempo. Los grandes genios sólo hallan interlocutor en la posteridad. Los que no son olvidados, claro.

*P.D.: Haciendo algo más de prospección sobre el tema uno puede encontrar, contra la afirmación más ampliamente difundida y también aquí planteada, que el temperamento usado por Bach en la obra mencionada al parecer no sería exactamente el “temperamento igual” que divide la octava en 12 tonos idénticos que ha quedado establecido finalmente, sin que exista certeza absoluta sobre cual sería exactamente ese temperamento.

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De la naturaleza del trabajo

De la naturaleza del trabajo

Hasta los punkys lo sabían. De hecho eran los que mejor lo sabían. Que algo está roto, que algo no funciona, que así no vale la pena. No future y todo aquello.

Y sí, las mil causas de la izquierda: el antibelicismo, el animalismo, el feminismo… Pero en realidad nada de eso resuelve la cuestión de fondo. Y es un asunto que, antes que desde la política o desde la economía requiere ser analizado en términos biológicos.

Todos los movimientos de contestación social y política lo saben, tienen esa insatisfacción, estacional o perenne, sin saber de donde procede. Sin saber cuál es realmente el problema.

Trabajo es un término que se utiliza en física, equivale a una energía. También se utiliza en economía, sobre todo de la buena, de la de hace dos siglos.

En psicología, el término con el que se suele definir el mismo concepto es esfuerzo. Y se estudian los mecanismos de esfuerzo y recompensa. En la naturaleza, los seres vivos realizan un trabajo, un esfuerzo, para obtener esa recompensa.

Esa recompensa tiene una doble vertiente: en el plano neurológico se vehicula a través de una serie de neurotransmisores (dopamina) y en el plano físico externo se materializa en un trabajo realizado.

Es común la noción de satisfacción de “el trabajo bien hecho” y más que obvio que, cuando se realiza un trabajo, su recompensa es verlo realizado y disfrutarlo. Ya sea cocinar un plato o construir una casa.

Pero así no es como funciona lo que llamamos trabajo en el mundo que conocemos. Ése es el problema que quiero exponer, y ya aviso que nadie tenga la tentación de pensar que sin trabajar se puede librar de las consecuencias del escenario creado. La satisfacción en este último caso sólo puede provenir del carecer de otra situación con la que comparar y de la falta de imaginación para recrearla.

El hecho es que a través de las estructuras industriales se han generado unas condiciones laborales donde el esfuerzo tiende a ser el máximo posible y la recompensa la mínima posible. Desde el punto de vista exclusivo de la producción se puede llamar optimización.

Sucede que la producción no es un fin en sí mismo, o no debería. Al final debería estar al servicio de aquellos que la generan. Por lo que cualquier optimización en un extremo de la cadena productiva va en detrimento de las condiciones del extremo opuesto.

La cuestión es que aquí el trabajo cubre la mayor parte de las horas de nuestra existencia consciente y la recompensa termina siendo a veces poco más que pagar las facturas del mes. En algunos casos ni eso.

El trabajo se realiza sin más recompensa que mantener las condiciones para poder seguir realizando el trabajo. En función del equilibrio de ingresos y gastos, el excedente desaparece vía plusvalía.

Y además, el trabajo desarrollado, es a veces totalmente ajeno a cualquier interés del trabajador, siendo un medio indirecto para la consecución de sus fines últimos.

La especialización tiene un precio a pagar en términos de satisfacción biológica, reduce la perspectiva de los sujetos a la hora de interpretar su propia existencia y crea en cierta medida las condiciones de esas sociedades aciagas que ya hace casi medio siglo se avisaba que no tenían futuro.

El mundo, la economía, está mucho más diseñada como una colonia de esclavos que como una sociedad sana y equilibrada.

Cuando en las capas bajas de la sociedad, que son las mayoritarias, no se genera excedente, tanto en tiempo como en medios materiales, para la consecución de sus propios objetivos y no existe una satisfacción directa como resultado del trabajo realizado se crea el caldo de cultivo de la destrucción de tal organización social.

Y sí, al final hablamos del mismo problema de siempre que conocemos bien: la desigualdad, la precariedad, los bajos salarios, el trabajar 11 meses al año 8 horas al día en una espera perpetua de un fin de semana que siempre se acaba demasiado pronto y vuelta a empezar.

Pero en términos biológicos lo que tenemos es mucho más sencillo: esfuerzo sin recompensa.

La sociedad industrial es un mecanismo enorme dedicado a separar esas dos cosas que tan naturalmente van unidas.

De ahí que Huxley ideara el soma para su mundo feliz, en forma de sucedáneo, de sustitutivo de aquello extraído. La explotación del hombre por el hombre (Marx). No sorprende el aumento de consumo de antidepresivos.

De poder para dirigir los esfuerzos de ese trabajo ya ni hablamos. Quienes determinan el trabajo a realizar en la sociedad, al final, son quienes lo financian, antes incluso de quienes lo demandan.

Porque el que lo financia pone el dinero antes y el que lo demanda pone el dinero después.

Es la oferta al final la que determina la demanda porque sólo se puede escoger entre lo ofertado. Cuando sólo había dos canales de televisión, podías ver uno, el otro o ninguno. Y ya puedes pedir misa, que no depende del que pide que sus plegarias sean atendidas.

Y la verdad es que después sí hubieron más canales donde aparentemente escoger, pero la realidad más inmediata es que en su momento terminabas viendo el uno o el otro. El resto está por ver. Pero eso ya es otra historia.

También los resultados de tensionar en exceso ese mecanismo biológico son de sobras conocidos:

Desmotivación, adicciones, depresión, aislamiento, ira, y toda una serie de alteraciones mentales hasta terminar suicidio. Algo similar a los trastornos que experimentan los animales en cautividad.

Sucede que no es una cautividad tan evidente como la de unas rejas, ni siquiera un cristal: las personas transitan por la vida envueltas en su propia celda-burbuja, invisible y etérea, de horarios, obligaciones, deudas, carencias y precariedad.

Y no es que los esfuerzos hayan dejado de producir recompensa, por supuesto. Es que ésta se ve disociada del trabajo que la genera en favor de unas élites extractivas, ese hombre que es lobo para el hombre según Hobbes, que ni siquiera parece que sepan el rumbo por el que llevan el timón del mundo.

Más bien parece que una cultura mucho más represiva haya dejado paso a un cierto hedonismo carente de cualquier tipo de ética y que esas élites se hallen en cubierta celebrando el éxito de su estafa mientras el navío tiene todos los números para acabar hecho astillas contra las rocas. Que no deje de sonar la música.

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El coste del valor

El coste del valor

Suelo sacar siempre que puedo el tema de la teoría del valor marxista.

La razón es que la ley de oferta y demanda no funciona como pensamos, no es la cantidad total lo que determina el punto de encuentro que es el precio si no la urgencia. Se explicó en capítulos anteriores:

www.meneame.net/m/Los12monos/factor-tiempo-ley-oferta-demanda

Es por lo tanto la necesidad lo que fija el precio. De forma completamente desvinculada del coste.

¿Y a quién beneficia eso? Pues a quien tiene menor urgencia o necesidad.

El otro día por la noche subí al Tibidabo con la bici, antes de amanecer, y llegué a la iglesia empapado en sudor.

No suelo llevar agua, en todo caso paro en alguna fuente de camino. Y al ver salir a un trabajador le pregunté por una fuente. En las máquinas de la entrada 2,20 un agua y 3,95 una cocacola. No me va de ahí, pero siempre me ha parecido un abuso. Para mi sorpresa ha tenido la gentileza de ofrecerme un vaso de agua.

El coste de producción de una botella de agua, comparado con el precio de venta fácilmente se puede estar multiplicando por 20. Un vaso de agua apenas cuesta nada.

Mucho se habla de la plusvalía en el reparto de beneficios de una empresa, pero menos se habla de ese dividendo que es el margen.

El relato que nos han vendido es parecido al del mercado de valores: todo el mundo puede participar en igualdad de condiciones. Y es la manera de meter en la misma jaula a hormigas y dinosaurios. En realidad de ponerlos en un cuadrilátero a pelear.

Es obvio a quien beneficia el mercado de valores y es obvio a quien beneficia el margen. Y el motivo es el mismo: la urgencia, la necesidad. En bolsa se suele decir que hasta que uno no vende no materializa pérdidas y con la suficiente paciencia, salvo casos terminales, la cosa puede volver a remontar el vuelo. Quien no puede esperar no tiene ni esa oportunidad.

En el caso del margen, hay productos y servicios de los que es prácticamente imposible prescindir en la sociedad actual. La luz seguramente incluso antes que el agua. Al final el conjunto de condiciones creadas favorecen a aquellos que están en posición de especular explotando la necesidad. Ése es el resultado del sistema de libre fijación de precios, el abuso sobre aquellos en situación de mayor necesidad, con lo que, partiendo además de una situación de enorme desigualdad, esa desigualdad sólo puede aumentar.

Tan interiorizado está ese sistema de libre fijación de precios que ni siquiera nadie nunca piensa en ninguna posible alternativa. Ni se menciona, no existe. La verdad es que han invertido ingentes esfuerzos en dar a esa alternativa por refutada, denostada, enterrada y olvidada.

Sin embargo es un de los pilares principales, junto a la ya mencionada plusvalía, del edificio teórico que diseñó Marx. O más bien de su crítica contra el sistema. En cualquier caso la idea es que la economía debería ser regida por costes.

Esto sin duda entraña sus complejidades, y seguramente existan posibles fórmulas que dejen sectores fuera de ese criterio fundamental. Pero lo grave de todo esto es que hayamos olvidado que la naturaleza del comercio es la del intercambio, el trueque. El margen es una suerte de tasa del poder.

Pasa también en la relaciones personales, necesitar al otro más de lo que uno es necesitado genera una tensión que termina por resolverse. También son relaciones de poder, como las comerciales.

Pero tampoco es del todo así por naturaleza, se acentúa en un marco de desigualdades y desequilibrios.

Hoy en día, bajo la bandera de la libertad marchan las huestes del abuso. Es así de sencillo.

En sociedades más equilibradas, más igualitarias, no existen tales mecanismos de explotación.

Y es cierto que una economía regida por costes implica otras dificultades, la información que la teoría actual dice que envían los precios (como si los precios se subieran o bajaran solos) en el caso de los costes la genera el stock. Que tampoco es un ente abstracto, es el resultado de las decisiones de productores y consumidores. No hay abstractos fenómenos meteorológicos en economía, hay acciones y decisiones individuales que conforman tendencias y sinergias colectivas.

Y muchos se escandalizan, es inadmisible que en casos críticos puedan haber estantes vacíos. Sin embargo no se sonrojan lo más mínimo con estantes repletos de productos inasequibles. Ni viendo a gente dormir en la calle o rebuscando en los contenedores, es el mismo fenómeno.

Ciertamente el impacto psicológico puede ser muy distinto entre estantes vacíos y productos inasequibles, aunque el resultado sea el mismo. A nivel práctico es una manera de limitar en base al poder adquisitivo, algo que también vemos jugando su nocivo papel como en la concesión de crédito, como en tantos otros ámbitos de la economía.

En una conversación reciente Elon Musk y Jordan Peterson, a priori dos personas inteligentes, se esté más o menos de acuerdo en sus respectivas conclusiones, se interrogaban por lo que ellos interpretan como una “caída demográfica en sociedades que alcanzan la prosperidad”.

Es prácticamente imposible llegar a conclusiones acertadas desde premisas erróneas. Lo que cambia de las sociedades en desarrollo a las desarrolladas es en realidad el acceso a los anticonceptivos, entre otros factores. Y lo que nos vendría a señalar es que tal vez lo que se está desarrollando no sea lo correcto, por lo menos para obtener una demografía positiva. Si es que eso es deseable, que ya es discusión aparte.

Pero supongo que desde ese “mundo de prosperidad” en el que seguramente viven Musk y Peterson es más difícil entender por qué los esclavos no quieren tener hijos.

Idiocracia, ese film que ha acabado siendo si no de culto sí algún tipo de referencia, nos contaba la historia un poco al revés. Se diría que los perfiles presentados de una pareja de cierta cultura y otra con mucha menos, describiría además de la interna de cada sociedad un poco el conjunto de sociedades del mundo.

Y sí, en algo cambia el nivel económico, pero no parece el factor determinante, por lo menos en ese grado. En cualquier caso bueno sería poder generar las condiciones para que se puedan consolidar parejas, porque no es sólo la demografía lo que tal “prosperidad” destruye si no el propio tejido social.

Pero las soluciones a tales problemas, no es que estén fuera de la mesa de negociación o de las posibilidades, es que se diría que aún están por soñarse. No es así, la enfermedad fue diagnosticada hace siglos.

Imagino que hoy Marx estaría pavorosomente maravillado de ver, no sólo sus predicciones sobre la acumulación de capital cumplidas, si no el monstruo en el que se ha convertido el capital financiero internacional. Y ése sí que come niños, no los comunistas.

Coste: cantidad de trabajo requerida para producir algo.

Valor: cantidad de necesidad de un producto o servicio.

Precio: en una sociedad justa, el coste. En una explotadora y tiránica, el valor.

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