Eran las nueve y media de la mañana del día 10 de febrero de 1896 cuando, desde el sur, comenzó a llegar un lejano rumor sordo a oídos de los madrileños. Desde el horizonte y avanzando a terrible velocidad en los cielos apareció un brillante objeto rojizo de forma esférica que dejaba una estela rectilínea. El luminoso rastro se convirtió en un impresionante fogonazo que deslumbró a todos quienes habían levantado la vista a las alturas para contemplar el extraño fenómeno.El objeto explotó con gran violencia sobre Madrid
Comentarios
Hay que ser muy ruín (por no decir algo más fuerte) para votarla antigua estando en historia