Recuerdo bien el día en que llegué a República Democrática del Congo, cruzando desde Ruanda. No podía creerme que el taxista me dejara en la frontera con un “creo que veo el coche de MSF al otro lado”. Y hacia allí que me encaminé, cruzando a pie por el fango, de un país a otro, con mi enorme maleta a cuestas. Una situación surrealista. A menudo me acuerdo de aquel día, en el que un paso tras otro me iban conduciendo a Congo.
Comentarios
te lo has currado con la entradilla
#1 Pero bien, bien.
#1 lo siento es mi primera vez.
#3 ¿y te ha dolido?
#4 No,por que primeras veces he tenido muchas
#3 Mucho mejor