El rápido crecimiento de India y especialmente el de China están basados en un modelo todavía más perverso que el modelo colonialista. El uno y el otro suponen la producción masiva de mercancías, en condiciones laborales esclavistas, que no son consumidas por la mayoría población local sino que van destinas a los países consumidores mundiales, sobre todo de Occidente, y de cuyo resultado económico sólo se benefician las amplias castas de funcionarios y de dirigentes.
Comentarios
Bienvenido al mundo real.
La ecuación es sencilla: basta ya de consumismo desaforado