Hace 15 años | Por ave a eds.nireblog.com
Publicado hace 15 años por ave a eds.nireblog.com

El hombre paseaba por aquellas pequeñas callecitas de la ciudad provinciana. Al torcer una esquina se encontró de pronto frente a un modesto local cuya marquesina estaba en blanco. Intrigado, se acercó a la vidriera y arrimó la cara al cristal para poder mirar dentro del oscuro escaparate... En el interior solamente se veía un atril que sostenía un cartelito escrito a mano que anunciaba: Tienda de la verdad

Comentarios

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Este cuento nos enseña que el precio de la verdad no se paga al contado sino a plazos; cambiando día a día y aprendiendo a distinguir las pequeñas verdades, con un nivel de auto crítica, humildad, sinceridad, compasión y solidaridad suficiente, que nos permita descubrir quienes somos y nos enseñe a valorar a los demás y a los bienes materiales, sin miedos ni condicionamientos sociales, culturales, étnicos o religiosos que nos limitan y nos privan de objetividad y libertad. Sólo así, podremos pagar el alto precio de la verdad sin sacrificar nada a cambio.