Una pintora rusa se enfrenta a un juicio por el contenido de uno de sus cuadros, pintado hace 9 años y que ahora se encuentra expuesto en Moscú. Tras recibir amenazas de un grupo de ultranacionalistas, ha sido denunciada ante los tribunales y se arriesga a recibir hasta 4 años de cárcel y una multa equivalente a un máximo de 800 veces el salario mínimo.
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Eso, más que un cuadro, es un cartel ¿no?