Hace dos semanas, la frase “Fíjate Lupita que ya no tengo apetito de mojito” provocó que dos amigas de toda la vida -ambas refinadas y poseedoras de un amplio patrimonio- discutieran de manera “un poquito desagradable” porque no tenían claro si los términos “apetito” y “mojito” eran diminutivos o no, dado que las palabras “apeto” y “mojo” no les resultaban familiares. Al consultar la duda con un amigo filólogo descubrieron que, desde hace dos años “y sin prácticamente darnos por aludiditas”...
Comentarios
Buah, los hombres podemos expresar ideas complejas solo con monosílabos y onomatopeyas en cualquier conversación de bar sobre las féminas de los alrededores
Saludos