El mal de España no está en esos grotescos síntomas que alimentan la literatura esperpéntica, sino en la médula cultural que inmuniza a la sociedad de tantas y tan burdas sinrazones de la vida pública. La falta de sentido de la realidad, la inconsciencia de España es un fenómeno común a la derecha y a la izquierda, al país oficial y al real, a la sociedad política y a la civil.