Varios de los empleados que trabajaron codo con codo con el duque de Palma y su socio Diego Torres durante la época de máximo esplendor del Instituto Nóos han hablado por primera vez públicamente de su labor en la revista Vanity Fair. “Urdangarin y Torres se aprovecharon el uno del otro. Urdangarin necesitaba un maestro. Quería crecer profesionalmente y dejar de ser considerado
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“estandarizar y simplificar” aquellos informes “para crear modelos que vender después, con mínimos cambios, a diferentes clientes”.
Vamos, no hacer ni el huevo, y cobrar mucho.