El activista Aaron Swartz, un genio y auténtico "provocador digital" que ha contribuido a reconfigurar la comprensión pública de los derechos de propiedad digitales, entre otras cosas, se suicidó hace unos días, probablemente hastiado de luchar contra muros de hormigón a pesar de que él mismo había logrado ya derribar alguno. MIT Technology Review repasa su trayectoria y su contribución a la tecnología y a la filosofía del software libre.