INDECENTE es colocar en la administración a miles de asesores (léase amigotes con sueldo), que ya desearían los técnicos más cualificados. INDECENTE es que un catedrático de universidad o un cirujano de la sanidad pública ganen menos que el concejal de festejos de un ayuntamiento de tercera.
Comentarios
Todos los que actuan de esa manera son los que se quiere cargar el servicio publico. No me sorprende